A modo de homenaje a su herencia y de guiño a sus lectores, la revista The New Yorker publicó, en la tapa de su edición del 6 de marzo, una versión de la ilustración de portada de Rea Irwin con que salió su número 1 hace 92 años este mes. En lugar del dandy Eustace Tilley, que observa una mariposa con su monóculo, Vladimir Putin asume el papel de "Eustace Vladimirovich Tilley", nombre de la obra del dibujante Barry Blitt. El lepidóptero que examina tiene la cara del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Con un sentido de la ocasión muy ajustado, el semanario preparó la portada para presentar su nota principal, "Trump, Putin and The New Cold War" ("Trump, Putin y la nueva guerra fría"). El subtítulo explicó el eje del texto: "Qué hubo detrás de la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 y qué hay por delante". La investigación es obra del director de la revista, David Remnick, uno de sus periodistas políticos principales, Evan Osnos, y Joshua Yaffa.
"Hacia el día de la asunción, 20 de enero, la prueba de una operación rusa de gran escala había dado lugar a la formación de un cuerpo especial conjunto, que incluía a la [Agencia Central de Inteligencia] CIA, el [Buró de Investigaciones Federales] FBI, la [Agencia de Seguridad Nacional] NSA y la unidad de delitos financieros del Departamento del Tesoro", escribieron los periodistas.
"Tres comités del Senado, incluido el de Inteligencia, han abierto investigaciones; algunos demócratas temen que el gobierno de Trump tratará de sofocar estas investigaciones. Aunque los senadores del Comité de Inteligencia no pueden revelar información reservada, tienen formas de manifestar su preocupación. Tres semanas después de las elecciones, Ron Wonder, un demócrata de Oregon, y otros seis miembros del comité enviaron una carta abierta a [Barack] Obama en la que declararon: 'Creemos que hay más información sobre el gobierno ruso y las elecciones en los Estados Unidos que debería ser desclasificada y presentada a la gente'". Citaron también a otro demócrata del Comité de Inteligencia, Mark Warner, de Virginia, quien vio los materiales reservados y dijo: "Esto bien puede ser la cosa más importante que haga en mi vida pública".
La directora de arte de The New Yorker, Françoise Mouly, presentó la portada de Blitt: "Vladimir Putin pudo haber influido las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, pero sus planes son más grandes". También se refirió a la nota de Remnick —autor de La tumba de Lenin, un libro sobre la caída de la Unión Soviética— y otros: "Blitt no es el único que busca lo que llama 'el efecto mariposa'. Este número de la revista ofrece una investigación del drama Trump-Putin".
LEA MÁS: