Ya empezó el verano y los estadounidenses eligen los libros para leer durante las vacaciones.
Ya The New Yorker publicó meses atrás un anticipo del nuevo título de Gay Talese y generó tremendo ruido sobre el material en sí, la ética del periodista que lo escribió y la credibilidad de la fuente.
Ya Steven Spielberg reservó los derechos para hacer la película y contactó al director Sam Mendes, quien ganó un Oscar por American Beauty, para encargarle la tarea.
Y entonces, a doce días del lanzamiento de The Motel's Voyeur (El hotel del mirón), la leyenda del Nuevo Periodismo repudió su libro.
"No tendría que haberle creído una palabra de lo que dijo", comentó Talese al periodista de The Washington Post Paul Farhi, quien lo llamó para cuestionar la veracidad del testimonio de Gerald Foos, en cuyas palabras y cuyo diario íntimo se basó el libro, que reconstruye cómo el dueño del Manor House Motel durante 30 años espió las actividades sexuales —y también otras: transacciones de drogas ilegales y, si hay que creerle, un asesinato— de sus huéspedes, quienes jamás sospecharon que se violaba su intimidad.
Si el propietario del motel de Colorado dijo haber espiado a sus clientes entre la década de 1960 y la de 1990, gracias a una construcción de mirillas en los cielorrasos de las habitaciones, ¿cómo se explica que no haya sido dueño del hotel durante la mayor parte de la década de 1980? ¿Y cómo Talese no verificó un dato tan básico, de registro público?
"Author Gay Talese disavows his latest book amid credibility questions" ("El escritor Gay Talese repudia su último libro entre cuestionamientos a su credibilidad"), se tituló la nota de Farhi que incendió los medios de los Estados Unidos.
"No voy a hacer la promoción de este libro", dijo el escritor a The Washington Post. "¿Cómo podría promoverlo cuando su credibilidad se ha ido por el drenaje?".
Según el debate que se generó en los medios y las redes sociales, la credibilidad que se llevaron las cañerías no es sólo la del libro: también la de su autor —un nombre tan aclamado como Tom Wolfe, Joan Didion, Norman Mailer o Truman Capote—, la de la prestigiosa revista The New Yorker y la de la casa editorial Grove Atlantic. En la cadena de responsabilidad que lleva a la publicación de material periodístico, ninguno de ellos —se argumentó en las discusiones— verificó los datos.
"En su libro Talese pasó por alto un factor clave: Foos vendió el motel, ubicado en Aurora, Colorado, en 1980, y no lo volvió a comprar hasta ocho años más tarde, según los registros de la propiedad locales", escribió Farhi. "Su ausencia del motel despierta dudas sobre algunas de las cosas que Foos le dijo a Talese que vio".
El autor le dijo al periodista que reveló la incongruencia: "La fuente de mi libro, Gerald Foos, es declaradamente poco fidedigna". Lejos de acceder a lo que Farhi quería, Talese recordaba de manera tácita lo que ya había advertirdo en The Voyeur's Motel: "No puedo responder por cada detalle que él narra en su manuscrito". Pero le dio declaraciones fuertes: "Es un hombre deshonroso, totalmente deshonroso… Lo sabía… Hice lo mejor que pude con este libro, pero tal vez no fue lo suficiente".
El repudio del repudio
Ya se había montado el linchamiento en línea de Talese —en los comentarios a las notas sobre el tema y en Twitter le demandaban que devolviera el dinero anticipado por derechos de autor, por ejemplo, además de echar por tierra todo su trabajo anterior— cuando…
¡Sorpresa!
Talese repudió su repudio.
La periodista Alexandra Alter lo anticipó en su cuenta de Twitter: "Gay Talese dice que apoya su nuevo libro y que continuará con su promoción". Poco después publicó su nota en The New York Times: "Gay Talese Defends The Voyeur's Motel" ("Gay Talese defiende The Voyeur's Motel").
Alter citó en su texto una declaración de Talese que le dio la editorial: "Me sentí sorprendido y molesto por esta cuestión de la propiedad tardía del hotel en la década de 1980. Eso sucedió después que la mayoría de los hechos que se cubren en mi libro, pero me sentí molesto y probablemente dije algunas cosas que no quise decir, y que no quiero decir".
Y enfatizó: "Voy a ser claro: no he repudiado el libro, y tampoco lo ha hecho my editor. Si por el camino vemos que hay detalles que corregir en ediciones posteriores, lo haremos".
La periodista habló con Morgan Entrekin, editor de Grove Atlantic: "Gay hará toda la promoción y la publicidad que se había planeado, y nosotros haremos cualquier corrección necesaria", le dijo.
También se comunicó por e-mail con David Remnick, director de The New Yorker: "El dato central del texto, que Gerald Foos fue, a finales de los 60 y durante los 70, un voyeur y que espió a los huéspedes de su motel, no está en duda". Agregó que en el texto que se publicó bajo su responsabilidad Talese hizo referencia más de una vez a la poca fiabilidad y las incoherencias del relato del mirón.
Ninguno de los dos artículos recordó que en abril, cuando se publicó el anticipo del libro, se discutió sobre la ética de Talese. Desde 1980, cuando el mirón le escribió para confiarle su historia y lo invitó a conocer sus instalaciones secretas, Talese tuvo conocimiento de que en el hospedaje de Aurora —un suburbio de Denver, el mismo donde James Holmes causó una masacre de 12 muertos y 58 heridos cuando se estrenó Batman, el caballero de la noche— se cometían delitos. Como se comprometió a no escribir sobre ellos, podría haber denunciado a Foos. Pero nunca lo hizo, y una vez que prescribieron los delitos de los que fue cómplice —observó, con el dueño del motel, el encuentro sexual de una pareja—, escribió el libro.
Ahora la controversia, que vuelve a llamar la atención sobre un producto que llega al mercado cultural en breve, se centra en cómo pudo el autor de Honrarás a tu padre y El reino y el poder —entre otras piezas del mejor periodismo narrativo— creer que una persona que cometió delitos sexuales durante décadas era incapaz de mentir.
También despierta sospechas el momento en que se reveló esta verificación de datos: días antes del lanzamiento de la campaña de prensa de The Motel's Voyeur. Una campaña que se anticipa y agranda ahora, con el repudio y el posterior apoyo de Talese a su obra.