Judith Hill, de 32 años, relató en una entrevista con The New York Times lo que sucedió el 15 de abril de 2016 en el avión que trasladaba al cantante y compositor Prince Rogers Nelson, conocido en el mundo del espectáculo como Prince, rumbo a Minneapolis.
El artista acababa de dar un concierto en Atlanta y se dirigía a Paisley Park, su mansión, cuando el piloto del jet privado en el que viajaba debió aterrizar para que la estrella fuera atendida. En la aeronave, se encontraba Hill, quien dijo al diario estadounidense que "estuvo con Prince durante los dos últimos años de su vida". También lo acompañaba Kirk Johnson, amigo íntimo del artista.
Durante la cena, a bordo del jet privado, Hill habló con Prince de su última performance en el escenario, de la cantante de funk Betty Davis y de fotografía, una de sus aficiones. Fue antes de que el músico colapsara. Hill, entonces asustada, trató de despertarlo, gritó su nombre y lo sacudió mientras el avión descendía.
Alrededor de la 1:17 de la madrugada, la aeronave aterrizó en la pista de Moline, en Illinois. Prince, de 57 años, recibió entonces de los paramédicos una inyección de Narcan, que se suele utilizar en los casos de sobredosis de opioides. Dieciocho minutos después, la ambulancia lo llevaba al cercano hospital Trinidad Moline.
El músico nunca le había contado a Hill sobre sus dolores. "Sólo sé lo que todo el mundo sabe. Leí sobre ello", dijo la música a The New York Times. "Nunca dijo nada, nunca dio una señal de moverse con dificultad".
Esa fue la primera vez en que la cantante vio a Prince angustiado y se sintió abrumada. Luego entró en pánico: el cantante quería salir del hospital a cualquier precio, pero ante la insistencia de sus compañeros, permaneció allí hasta la mañana siguiente. Hill y Johnson se quedaron a su lado toda la noche.
"El ambiente era tranquilo", recordó. Prince parecía haber vuelto a ser él, incluso dijo que quería ver Zootopia. "Amaba esas películas. La iba a poner en mi teléfono. Él dijo: 'No, no, no, aquí no. Vamos a elegir un momento y lugar especial para ver eso'".
Prince se mostró "cooperativo y decidido en cuanto a conseguir ayuda" para superar sus adicciones. Ese día, alrededor de las 10:57, lo más difícil parecía haber quedado atrás, y el avión despegó para Paisley Park, una vez más. Hill regresó a Los Ángeles poco tiempo después.
Consultada sobre la naturaleza de su cercanía con el músico, Hill dijo: "Había una relación muy intensa. Lo quería profundamente". En una conversación reciente, antes de que Prince muriera, Hill reveló: "Él me dijo que me amaba y que siempre estaría a mi lado".
Como le había prometido, Prince tomó medidas: se sometió a pruebas recetadas por el Dr. Michael Schulenberg, un médico al que ya había visto antes. "Lo hizo porque estaba preocupado y quería hacer lo correcto –dijo Hill– y eso es lo que me rompe el corazón, porque estaba intentando. Estaba intentando".
Cuando se enteró de la muerte de Prince, Hill fue directamente a casa de sus padres. "Fue el peor día de mi vida", dijo. "No creía que algo tan doloroso pudiera suceder". Ella recordó las palabras de Prince en el hospital: "Tuve que luchar por mi vida. Recuerdo escuchar voces a lo lejos y decirme a mí mismo: 'Sigue las voces, sigue las voces, vuelve a tu cuerpo, lo tienes que lograr'".
"Me dijo que era la cosa más difícil que jamás había hecho, lograr volver a su cuerpo de esa manera", agregó Hill.