Néstor Pitana tuvo el honor de dirigir la final de la Copa Mundial Rusia 2018 que protagonizaron Francia y Croacia teniendo que resolver una jugada de las más polémicas del Mundial, que hasta hoy se sigue discutiendo: el penal por mano de Ivan Perisic, que decretó el 2-1 parcial para el conjunto que, a la postre, se consagró en Moscú.
Y aún luego de la coronación de Les Bleus y de la conmovedora recepción de los subcampeones en Zagreb, la acción continúa en el centro de la escena. ¿Acertó el argentino?
Los árbitros tenemos como premisa en el aprendizaje que nunca se debe sancionar lo que no se observa. A los 38 minutos del encuentro, el misionero se encontró con una mano que no vio: en un córner, Matuidi ganó en el juego aéreo y el balón fue a la mano de Perisic. Los franceses hicieron su reclamo y Pitana, que no había visto lo que todos vimos, tuvo que recurrir al VAR ante el llamado de los jueces de la tecnología.
El primer acierto del misionero fue no sancionar lo que no vio. El segundo, cumplir con lo que fue instaurado el VAR: "Darle a un árbitro una nueva oportunidad".
El resumen de la final: el penal puso el 2-1 en favor del vencedor
Cómo procesó Pitana la jugada para sancionar correctamente el penal:
1-Primero vio que existió una mano y determinó que fue "intencional" (acción deliberada), basándose en el protocolo base; el movimiento de la mano fue hacia el balón y no el balón hacia la mano.
2-Perisic realizó con ella una acción de forma voluntaria, lo que implicó un movimiento que afectó e influyó en el balón, sabiendo como atleta profesional que estaba corriendo un riesgo ampliando su volumen corporal.
Sintetizando, tuvo que juzgar en segundos si fue mano, deliberada, voluntaria, ocupaba un espacio y que tendría que saber que corría el riesgo de ser sancionado.
Ante algo que puede ser subjetivo como la intencionalidad, transcurridos varios días desde la final, vemos que sobresalen nítidamente más voces que remarcan que Pitana fue asertivo a la hora de juzgar la sanción del penal.
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