1.- Seriedad institucional
Hace ocho años, la selección francesa de fútbol fue protagonista de una de las situaciones más vergonzantes que pueda ofrecer una delegación deportiva: enfrentamientos internos, expulsiones y renuncia. En el entretiempo del partido frente a Sudáfrica por el Campeonato Mundial, Eric Abidal insultó en el vestuario y adelante de todos sus compañeros al director técnico Raymond Domenech. Se trató de un muy grave insulto: "Eres un hijo de perra y habría que darte por el…". Por cierto, Domenech pidió la expulsión de Abidal, quien al día siguiente abandonó la delegación y regresó a París. Sus compañeros, encabezados por el capitán Patrice Evra, pidieron la reconsideración para Abidal, pero fue imposible. Francia quedó eliminada en primera ronda, el presidente de la federación francesa Jean Piere Escalettes renunció y aquel plantel fue desintegrado.
Después de un intinerato de un año, a cargo de Fernand Duchaussoy (2010-2011), la federación eligió a quien es hoy su actual titular, Noel Le Graet.
Le Graet nombró a Didier Deschamps (ex campeón del mundo de 1998 como jugador) director técnico jefe de las selecciones francesas de fútbol. El proyecto entonces apuntaba a consolidar el funcionamiento de las selecciones juveniles y tomar los valores con más futuro para la selección Mayor.
En 2016, Francia perdió la final de la Eurocopa contra Portugal (0-1) pero la federación respaldó al proyecto, al técnico y al futuro.
Es así como, en el 2013, Francia ganó el Mundial Juvenil de Turquía en la categoría Sub 20, de donde surgieron jugadores como Pogba y Umtiti, entre otros, quien se acaban de consagrar nuevos campeones del Mundo en Rusia 2018.
El derrotero institucional de Francia demostró como de una situación interna caótica se pudo lograr un presente de gloria. La fórmula es absolutamente obvia: proyecto, trabajo, tiempo y realización.
Francia no dio la vuelta olímpica por ninguna cuestión espontánea. Al elevar la Copa del Mundo en Moscú, había dejado atrás mirando hacia el futuro siete años de trabajo.
2.- Liderazgo conductivo
Didier Deschamps pudo formar este plantel no sin atravesar las tormentas que suele ocasionar el controversial debate periodístico. Haber dejado afuera jugadores de la talla de Ribery y Benzema no fue gratuito. Para Deschamps su convicción resultó innegociable y contó siempre con el respaldo de la federación francesa de fútbol, que avaló todas sus decisiones. Es esta una lectura imprescindible para aquellas federaciones que pergeñen su futuro, donde la AFA debiera constituirse en principal evaluador.
Cuando los jugadores campeones del mundo elevaron en vilo a su director técnico no solo estaban cumpliendo con un ritual esperado, también daban muestra de reconocimiento y afecto a quien los había conducido a alcanzar la gloria. Y eso solo lo alcanza los líderes que le demostraron a sus discípulos conocimiento, determinación y ejemplo.
Francia supo elegir a su conductor y más que eso lo supo respaldar en el aciago momento de una derrota por la final de la Eurocopa jugada hace dos años. Otro festejo en el cual debieran mirarse aquellas federaciones o ligas que priorizan la apuesta en el corto plazo.
3.- Definición táctica
Francia demostró cómo se puede ocupar todos los sectores del campo a favor de movimientos de pliegue y repliegue con la acción dinámica de todas sus líneas. Por ejemplo, el día que le ganó a Uruguay, una vez que se puso en ventaja, redujo la toma de riesgo haciendo de su punta Olivier Giroud un defensor agregado a su línea de cuatro. Además, sus marcadores laterales Benjamín Pavard y Lucas Hernandéz tenían libertad para proyectarse al ataque alternadamente, solo uno de ellos, garantizando que frente a cualquier contragolpe Raphael Varane y Samuel Umtiti, los marcadores centrales, siempre tendrían auxilio con un compañero que "sobraba".
4.- Optimización de la velocidad con balón
Se advirtió que cualquiera de los recuperadores, Kanté o Matuidi, debían realizar una rápida transición de salida buscando a Kylian Mbappe o a Antoine Griezmann, probablemente el último "enganche" del fútbol mundial, para que se produjera la brusca aceleración en el último cuarto del campo rival. Repasando los goles de Francia podría advertirse la ventaja en velocidad de Mbappe sobre sus marcadores, ya acaso la prueba más elocuente se haya producido con el recordado penal de Marcos Rojo en el encuentro en el que Francia le ganó a Argentina por 4 a 3.
5.- Multiplicación del esfuerzo
Francia pudo sostener su dibujo táctico a favor de una acción colectiva dinámica y solidaria: resultó difícil a lo largo de los siete partidos del Mundial encontrar sectores de Francia desprotegidos. Antes bien, nunca se conseguía arribar a un mano a mano con el buen arquero Hugo Lloris sin la marca escalonada que obliga a buscar un pase más.
6.- Conclusión
Francia, como los grandes campeones, llevó un equipo joven que terminó revalorizado cumpliendo una actuación progresiva que fue de menor a mayor. Para lograrlo, a pesar del bajo promedio de edad, siempre jugó concentrada, conociendo a cada uno de sus adversarios y jugando con las modificaciones tácticas que cada encuentro demandó.
Fue un ejemplo inequívoco de un muy buen pie de sus jugadores, velocidad para salir de las transiciones, agresividad en las zonas de definición, altura para conjurar el juego aéreo de los rivales y mucho trabajo para usufructuar todos los tiros libres haciendo del balón detenido ensayado su principal arma ofensiva.
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