Los primeros minutos plagados de intensidad habían expuesto, hasta ese momento, una mejor cara de Brasil. Una pelota parada, que en su ejecución no traía tanto riesgo, terminó siendo una acción fatal para el elenco latinoamericano en los cuartos de final contra Bélgica.
Nacer Chadli se hizo cargo de un córner desde la izquierda y sacó un envío al primer palo que su compañero Vincent Kompany no llegó a peinar. Sin embargo, ese movimiento desorientó a Fernandinho, que estaba parado como resguardo del arquero en el vértice del área chica detrás de Gabriel Jesus.
El mediocampista del Manchester City realizó un mal movimiento con su cabeza, la pelota lo sobró e impactó en su brazo. La fortuna no estaba de su lado: ante la mirada del arquero Alisson Becker, el balón terminó ingresando en su propio arco.
Un golpe inesperado para los dirigidos por Tite cuando el reloj apenas marcaba los 13 minutos de la primera etapa en el Kazan Arena.
Un cuarto de hora más tarde, Kevin De Bruyne aprovechó a un equipo volcado por completo al ataque, manejó hasta la puerta del área y sacó un poderoso disparo que significó el segundo de los belgas.
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