El remate de Antoine Griezmann venció las manos débiles de Fernando Muslera y se transformó en un gol clave para Francia ante Uruguay. El balón infló la red, significando la segunda anotación y generando una distancia en el marcador que con 60 minutos de partido consumados parecía irremontable. Más allá de la importancia, el francés no lo celebró y llamó la atención.
Es conocida la relación del futbolista de 27 años con distintos personajes uruguayos a lo largo de su carrera que lo marcaron, a punto tal que evitó gritar el tanto. "Por respeto a los uruguayos que, como he dicho antes, me dieron mucho, me enseñaron los primeros pasos, buenos y malos. Las malas cosas que había en este deporte", reconoció el hombre del Atlético de Madrid en la conferencia de prensa posterior ante la consulta.
"Les debo mucho, y también porque tengo muchos amigos uruguayos", advirtió.
"Es difícil controlar la emoción, era un partido muy emocional para mí, enfrente tenía amigos. No quería gritar el gol y tampoco me vino. Después, cuando pitó el árbitro el final, tampoco tenía esas ganas de celebrarlo", confesó el atacante que sumó su tercera anotación en la actual Copa del Mundo.
En la previa, Luis Suárez había tenido una dura declaración contra Griezmann y su simpatía por las raíces uruguayas: "Por más que diga que es medio uruguayo, es francés. Y no sabe en realidad lo que es el sentimiento de un uruguayo".
Es habitual ver al hombre que se inició en la Real Sociedad de España con el mate en la mano e insultando en español, a pesar de haber nacido en la localidad francesa de Macon.
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