Todo comenzó con Francia replegada y con un control defectuoso de Ever Banega que fue capturado por Kylian Mbappé. Acabó con un gol para Les Bleus. Sucedió muy rápido. Antes de llegar al cuarto de hora en el partido de octavos de final, la Argentina ya perdía 1-0 por un penal convertido por Antoine Griezmann.
Banega, una de las figuras de Argentina ante Nigeria, no pudo controlar un pase y el balón le cayó a Mbappé, el temible atacante del Paris Saint Germain de solamente 19 años. Con la pelota en su poder, sacó provechó de su velocidad y de la falta de jugadores argentinos en posición defensiva para llegar a campo contrario con mucha facilidad.
Marcos Rojo derribó a la joven estrella del fútbol francés y el árbitro iraní Alireza Faghani no dudó en hacer sonar su silbato y señalar el punto de penal. Era un clara infracción del defensor argentino que no pudo detener al veloz delantero galo sin recurrir a la infracción.
Luego Antoine Griezmann, jugador del Atlético Madrid, se encargó de ejecutar el penal con mucha jerarquía. Poca carrera y remate sutil para engañar al arquero Franco Armani.
Con ese gol de Griezmann, el equipo de Didier Deschamps encontró la ventaja muy temprano y comenzó a jugar más aún de contraataque. Argentina, con el balón en su poder, quedó obligada a ir por la remontada.
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