Cada vez que el cuarto árbitro levanta el cartel para indicar el tiempo adicionado de un partido, las dos parcialidades explotan de furia. Aquella que su equipo va ganando entiende que es demasiado, mientras que la otra reclama más minutos.
Un estudio realizado por Five Thirty Eight determinó si lo que se agrega a los 90 minutos reglamentarios es acorde o no a lo que sucedió. Utilizando un cronómetro y presionándolo cada vez que el juego se interrumpía, se descubrió que durante el Mundial de Rusia, el reloj es detenido, en promedio, cada 58 segundos.
Según los resultados, ninguno de los partidos que se han disputado hasta ahora han superado los 63 minutos de juego neto. El encuentro que la pelota ha rodado por más tiempo ha sido el triunfo de Uruguay por 1-0 ante Egipto, con 63:02, y en el que menos se jugó fue en la victoria por la mínima de Irán sobre Marruecos, apenas 44:36.
Por lo tanto, en ningún cotejo el reloj de tiempo neto ha logrado llegar al minuto 90. Sin embargo, este estudio determinó el tiempo adicionado con respecto a las recomendaciones de la FIFA.
La Casa Madre del fútbol le sugiere a los árbitros tener en cuenta el lapso que transcurre durante cambios, lesiones, interrupciones por el VAR y demoras de los jugadores en situaciones específicas.
Desde Five Thirty Eight explicaron que en caso de laterales, infracciones, saques de arco o tiros de esquina, entre otros ejemplos, sólo se contabilizaron los segundos que consideraron excesivos para la reanudación del juego: "Si un arquero pasó 41 segundos para realizar un saque de meta, 30 de esos segundos se consideraron naturales, pero los últimos 11 se consideraron excesivos".
De esta manera, se llegó a un promedio de tiempo adicionado ideal de 13:10 minutos (incluyendo el agregado al final de las dos etapas), pero en la realidad el promedio apenas alcanza los 6:59 minutos, poco más de la mitad de lo que sería correcto.
De esta manera, en el Mundial de Rusia se adiciona menos tiempo del que se debiera y por lo tanto los partidos duran menos, los equipos tienen menos margen de juego y el público debería disfrutar de aún más fútbol.
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