El gol de Toivonen había puesto contra las cuerdas a Alemania. Como el conjunto de Joachim Löw arrastraba la sorpresiva derrota con México, una nueva caída obligaría al combinado germano a retirarse del torneo antes de lo planeado.
Marco Reus le dio vida al campeón defensor en el inicio del complemento, pero la expulsión de Boateng redujo el poderío alemán. El duelo permaneció caldeado hasta las últimas circunstancias y cuando Toni Kroos improvisó el golazo que le devolvió la victoria a los germanos se desató el descontrol en los bancos de suplentes.
Un colaborador de Löw se acercó a la zona de los escandinavos y provocó a sus rivales con el grito del segundo tanto, una acción que no tardó en generar las respuestas de los nórdicos.
Andersson, director técnico de Suecia, fue el primero en manifestar su bronca contra el alemán, pero a él lo siguieron los jugadores que se encontraban en la banca. Los insultos, empujones y amenazas continuaron por unos minutos hasta que el cuarto árbitro, el japonés Sato, logró calmar la situación.
El pitazo final del polaco Marciniak selló el agónico triunfo por 2 a 1 de Alemania y puso el elenco de Löw en una posición que permite esperanzarse con la siguiente fase, dado que en el último compromiso del Grupo F, el tetracampeón mundial se medirá con Corea del Sur y los suecos tendrán que luchar frente a los aztecas, quienes lograron ganar sus dos partidos previos.
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