La selección de Senegal hace su presentación en la Copa del Mundo frente a Polonia, por el Grupo H del Mundial, con el objetivo de repetir la experiencia de su única participación en el certamen ecuménico: en 2002, alcanzó los cuartos de final. Y lo hace con una particularidad: nueve de los 23 jugadores que eligió el entrenador Aliou Cissé nacieron fuera del territorio africano.
Abdoulaye Diallo, Kalidou Koulibaly, Salif Sané, Moussa Sow, Alfred N'Diaye, M'baye Niang, Lamine Gassama, y Youssouf Sabaly nacieron en Francia, pero tienen madres o padres originarios de Senegal. Lo mismo ocurre con Keita Baldé, español en su pasaporte.
Se trata del segundo seleccionado con más jugadores "extranjeros"; comparte dicho escalón con Túnez. Marruecos lidera la tabla con 17. Sin embargo, Senegal busca basar la fuerza de su campaña en la identidad.
Por eso es Aliou Cissé el director técnico: fue uno de los mediocampistas y símbolo de aquella selección que hizo historia en Corea y Japón. Y busca replicar aquella mística.
¿Cómo? Por ejemplo levantándole el perfil a su estrella, Mané, el escurridizo puntero del Liverpool. "Sadio Mané es un jugador único, incomparable a cualquier otro jugador senegalés. Es único porque nadie lo puede parar. Para mí ya es uno de los mejores del mundo", señaló.
Es más, hasta se aventuró hacia un futuro de campeón en un horizonte no tan lejano. "Tengo la certeza de que un día un país africano ganará la Copa del Mundo. Es un poco más complicado en nuestros países, porque tenemos realidades que no existen en otros continentes, pero creo que el continente africano está lleno de cualidades. Estamos en el camino y estoy seguro de que Senegal, Nigeria y otros países africanos podrán ganar, al igual que Brasil, Alemania u otros países europeos", aseguró.