El encuentro entre Inglaterra y Túnez develó una inesperada amenaza que persigue a futbolistas y fanáticos por igual: la plaga de moscas que se hizo notoria en el Volgogrado Arena, lo que generó que varios futbolistas se muestren molestos durante el partido.
"Están en tu rostro, se pegan en tus labios, se meten en la nariz, en las orejas y en el cabello", describió la escena la cronista de la BBC Sports Natalie Pirks en su informe desde el estadio principal de la ciudad que está ubicada a más de 900 kilómetros de Moscú y albergará cuatro partidos de la fase de grupos.
Los organizadores de la Copa del Mundo explicaron que este es un "fenómeno típico de Volgogrado en junio debido al clima local", aunque dejaron en claro que "la cantidad insignificante de insectos no interrumpirá ninguno de los eventos programados" en esta ciudad.
El estadio está ubicado a orillas del río Volga, sitio propicio para la reproducción de estos insectos. Frente a esta situación, las autoridades reportaron que ya comenzaron los trabajos preventivos rociando puntos estratégicos de la ciudad con insecticidas, según replicaron diferentes portales británicos.
Los futbolistas ingleses que se mostraron más molestos ante la invasión de estos mosquitos fueron Dele Alli, Raheem Stering y Jesse Lingard, quienes intentaron escapar o expusieron su incomodidad antes del encuentro y durante aquel.
No son los únicos preocupados por lo sucedido. Islandia jugará en esa ciudad el próximo viernes ante Nigeria, y sus futbolistas reconocieron que están al tanto del fenómeno. "Vimos el juego de Inglaterra y hubo mosquitos por todos los lugares. Debes comprarte un mosquitero antes del juego", señaló con cierto tono de broma Hördur Björgvin Magnússon al medio islandés DV.
La BBC destaca que si bien los equipos conocen la problemática y utilizan repelentes, los lugareños le dieron un truco para evitar a los incómodos visitantes: la esencia de vainilla.
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