La vida de Giorgian De Arrascaeta no está solamente ligada a una actividad deportiva. Cuando no dedica tiempo al fútbol, a su profesión, el jugador charrúa despunta el vicio con otra competición del mundo deportivo: las carreras de caballos.
El hecho no es una mera casualidad. La pasión por los equinos viene heredada de familia: su padre, su tío y su primo son jockeys. Y siguiendo la tradición, Giorgian también lo es.
El talentoso mediocampista de 23 años se crió en la localidad de Nuevo Berlín, un pequeño poblado en el que viven cerca de 2.500 habitantes. Allí, desde pequeño despertó una afición que hoy lleva sellada en su piel con un tatuaje que representa sus orígenes.
El volante creativo tiene tatuado en su gemelo derecho la figura de un jinete montado sobre su caballo, llamado Kemei, con el que ganó hace dos años el Hándicap Especial Mercosur en Maroñas, hipódromo de gran tradición en el nordeste de Montevideo.
La silueta impresa que cubre los surcos de su piel también explica el por qué sus progenitores eligieron ponerle Giorgian en el registro civil. Resulta que su padre lo decidió así debido al afecto que le tenía a su caballo cuando oficiaba como jinete.
"No tengo idea de dónde viene mi nombre, pero mi padre me puso Giorgian porque, cuando él corría, su caballo se llamaba así y no perdía nunca", contó alguna vez cuando lo consultaron al respecto.
Ahora, De Arrascaeta intenta emular con la Celeste aquella historia de éxito de su padre. Mañana, en el encuentro frente a Arabia Saudita, el enlace esperará su oportunidad en el banco. A diferencia de lo sucedido en el debut, su lugar lo ocupará Cristian "Cebolla" Rodríguez.
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