Tras el triunfo de Senegal este martes ante Polonia, el seleccionado africano pasó a ser uno de las favoritos por el público, como lo supo ser Costa Rica en Brasil 2014. Una de las razones que explican la propagación de semejante cariño en tan poco tiempo es su entrenador, Aliou Cissé.
Él es el único entrenador africano del Mundial de Rusia 2018 y además en su cuero cabelludo nacen una decena de trenzas que le dan estilo y que han llamado la atención del público. Pero más allá de su extravagante look, existe un proyecto que él impulsa, y busca llevar a su equipo lo más lejos posible en la Copa del Mundo.
El moreno de 41 años asumió en 2015 y completaron las Eliminatorias invictos con cuatro triunfos y dos empates. Antes, entre 2013 y 2015, había trabajado al frente del equipo Sub 23, desde donde forjó a algunos de los jóvenes que hoy forman parte del plantel mundialista.
En tres años de trabajo pudo crear un equipo veloz, pero no para atacar, sino para defender. La presión alta es vital en su estrategia, y una vez que se recupera el balón, los medios y los defensores lo hacen circular de punta a punta hasta encontrar los espacios.
"Tengo la certeza de que un día un país africano ganará la Copa del Mundo. Es un poco más complicado en nuestros países, porque tenemos realidades que no existen en otros continentes, pero creo que el continente africano está lleno de cualidades. Estamos en el camino, y estoy seguro de que Senegal, Nigeria y otros países africanos podrán ganar, al igual que Brasil, Alemania u otros países europeos", explicó antes del inicio del certamen de Rusia.
Aliou Cissé, quien fue capitán de la selección de Senegal que llegó a los cuartos de final en el Mundial de Corea-Japón 2002, llegó a Rusia con una ilusión, pero también con un pedido: "Soy el único DT negro en este Mundial. Espero que se sumen más en un futuro", explicó, y agregó: "Se ven muchos jugadores africanos en países europeos y en clubes importantes. Ahora necesitamos que los entrenadores africanos demos ese paso".
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