Cuando todo indicaba que lo vería por televisión y que su sueño no podría cumplirse, Paolo Guerrero consiguió el premiso para jugar el Mundial de Rusia 2018. Fue un largo camino de sufrimiento que mantuvo en vilo a todo un país. El capitán de la selección peruana peleó contra viento y marea para ser habilitado para jugar el prestigioso certamen.
Tras anotar el gol -con ayuda de David Ospina- que le dio a Perú la posibilidad de disputar el repechaje para la Copa de Mundo, Guerrero se enteró que un control antidoping que había hecho en Buenos Aires arrojó un resultado adverso. La FIFA lo sancionó por un año y luego redujo su sanción a seis meses.
Jefferson Farfán se vistió de héroe en la repesca contra Nueva Zelanda y a Paolo Guerrero le tocó celebrarlo desde afuera. La impotencia fue el motor para dar pelea legal e intentar regresar al fútbol cuanto antes.
El 'Depredador' no quedó conforme. Quería regresar al césped cuanto antes y decidió llevar su caso al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) pidió que su castigo sea mayor. A Guerrero le cayó la peor noticia: se amplió su pena y eso le impediría jugar el Mundial. Pero la última palabra la tendría la Justicia suiza, que le otorgó la posibilidad de posponer el cumplimiento de la sanción hasta después de la Copa del Mundo. Guerrero conseguía el permiso para cumplir su sueño.
Sus dos goles en el amistoso ante Arabia Saudita mostraron que no había perdido el olfato. Con el brazalete de capitán en el brazo izquierdo, volvió a brillar con la camiseta de su país. Guerrero llegaba al debut mundialista en óptimas condiciones.
En los últimos entrenamientos, Ricardo Gareca probó siempre con Farfán y todo indica que el capitán Paolo Guerrero será suplente ante Dinamarca. Será un momento histórico para Perú, que volverá a jugar un Mundial después de 36 años. El Mordovia Arena de la ciudad de Saranks será el escenario donde el elenco de Gareca inicie su aventura mundialista.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: