La tecnología tiene cada vez más lugar en el fútbol y el triunfo de Francia por 2-1 a Australia en el Mundial de Rusia 2018 fue un partido plagado de estos condimentos. Los Árbitros Asistentes de Video (VAR) hicieron su presentación en tierras rusas y también se utilizó el sistema de detección automática de goles (DAG). Dos recursos que definieron un resultado pero que tienen diferente grado de influencia.
El video arbitraje (VAR) fue utilizado por primera vez en Rusia por el uruguayo Andrés Cunha para cobrar un penal a favor de Francia por un supuesta infracción a Antoine Griezmann. Tendremos que acostumbrarnos a preguntar que vio el árbitro y qué aconsejó el VAR.
El VAR nace para emendar graves errores no observados y darle una nueva oportunidad al equipo arbitral a emendar esos errores notorios.
En esta oportunidad juntamos humano-tecnología. ¿Fue un error grave y notorio la jugada de los 53 minutos? No, sólo se nota un roce leve que el árbitro en forma presencial no le dio identidad de falta y menos para sancionar la pena máxima. Pero si se lo aconsejan desde la cabina del VAR, quizás, como ocurrió, lo conducen a cambiar de idea. La decisión final es humana.
Distinto fue cuando en el segundo gol de Francia se utilizó la tecnología pura, sin influencia de los jueces principales y adjuntos. La Detección Automática de Goles (DAG) decretó en el minuto 80 que el balón había cruzado por completo la línea del arco. La utilización de la tecnología confirmó que el balón ingresó totalmente y el equipo arbitral sólo tuvo que asegurarlo.
La pregunta seguirá siendo… ¿la humano-tecnología será la panacea?. En esta oportunidad me deja duda, pero bienvenido si es para darle una nueva oportunidad al equipo arbitral, una oportunidad de emendar graves errores.
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