El porcentaje es uno de los más elevados de la historia de los mundiales. Para Rusia 2018, 12 de los 32 entrenadores buscarán dar el golpe representando a un país que no es el suyo. Los números significan el 37,5%, es decir, algo más que un tercio de los participantes.
En Europa la lista la encabeza el español Roberto Martínez, quien buscará transformar a Bélgica en una potencia y que deje de ser una promesa. El francés Hervé Renard, en cambio, intentará llegar al quinto partido con Marruecos, mientras que Van Marwijk mantendrá el deseo relacionado al crecimiento de Van Marwijk .
Van Marwijk no será la primea vez que tenga a un extranjero sentado en el banco de suplentes. Tras los casos de Ricardo Lavolpe, Sven-Göran Eriksson o Bora Milutinovic, por citar algunos ejemplos, en 2018 el plantel lo liderará el colombiano Juan Carlos Osorio. Una situación opuesta a la que vivirá Irán, que revalidó sus apuestas por el portugués Carlos Quiroz, quien ya estuvo al frente del combinado asiático en Brasil 2014.
Un hecho llamativo fue el que ocurrió con Japón. Vahid Halilhodžić, quien nació en Bosnia–Herzegovina y tiene un pasado con las selecciones de Costa de Marfil y Argelia. Asimismo, en Panamá, Hernán Bolillo Gómez ya se convirtió en héroe al conseguir los boletos para el elenco centroamericano por primera vez en la historia. El paisa de Medellín ya estuvo a cargo de Colombia y Guatemala.
En Sudamérica el argentino Ricardo Gareca le devolvió la felicidad a Perú, del mismo modo que lo hizo Héctor Cúper con Egipto. Lo de Juan Antonio Pizzi, con Arabia Saudita, será una apuesta después del paso fugaz de Edgardo Bauza.
Otro criollo en territorio ajeno es José Néstor Pekerman, quien quiere consolidar una idea de juego ofensiva y superar la producción cafetera que tuvo en Brasil. Un presente opuesto al del noruego Age Hareide, quien estará al frente de Dinamarca.
El dato adicional es que ninguno de estos equipos ha conseguido quedarse con la Copa del Mundo y, en caso de dar la sorpresa, los extranjeros se convertirán en ciudadanos ilustres en un país ajeno al suyo.
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