El Palacio Estatal del Kremlin de Moscú fue escenario de uno de los eventos más interesantes del año, ya que de allí salieron los ocho grupos para el Mundial. El 14 de junio dará inicio la competencia, mientras que el 15 de julio se jugará la final.
El Grupo B era adonde todos los integrantes del primer bombo querían caer. La ventaja, a comparación del resto, para porque el cabeza de serie recorrerá menos kilómetros entre partido y partido, lo que les permitirá beneficiarse de más tiempo de descanso.
Dentro de esta ansiada zona, el partido inicial será en Sochi, al sur de Moscú. Posteriormente, la segunda fecha en el estadio Luzhniki de la capital rusa y, finalmente, la tercera jornada se disputará en la ciudad de Saransk, una de las más cercanas a la entidad federal más poblada de Rusia.
En total, el país que encabece el grupo B recorrería un total de 2.267 kilómetros, un número inferior a lo que ocurriría con los grupos C o G, catalogados como "los indeseables".
No obstante, el que resulte líder de la zona B, seguirá obteniendo beneficios naturales, ya que, de llegar a la final, jugaría en estadios que ya conoce: en octavos estará en Moscú, en cuartos, en Sochi y, finalmente, en la semifinal y final, volvería a la capital rusa.
En conclusión, el equipo vencedor de esa zona podría disputar cuatro partidos en Moscú, dos en Sochi y uno en Saransk si llegara a una hipotética final, y descartaría las horas de viaje a los extremos del extenso país, como Ekaterinburgo, San Petersburgo o Kalingrado.
¿Quiénes resultaron los beneficiados? Portugal, España, Marruecos e Irán. Ventaja para los dos europeos, entonces, que ven allanado su camino. Aunque las sorpresas siempre existen…
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