El atleta belga Thomas Van der Plaetsen duró poco en una prueba en el decatlón de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y dejó una de las imágenes más absurdas y a la vez que preocupantes de la jornada. Después de ser cuarto en los 100 metros lisos que inauguraron la prueba combinada, comenzó a sufrir molestias musculares que luego le provocaron una aparatosa caída.
Cuando se preparó para su salto de longitud, el belga acusó una molestia en la pierna derecha. Era el anuncio de que podía resentirse, no solo de cara a la prueba del salto, sino para el resto de un decatlón que solo había empezado unos minutos antes.
Van der Plaetsen decidió intentar saltar pese a sus dolores, aunque la idea no terminó siendo buena. Cuando se preparó para dar el salto, se le dobló el tobillo derecho y cayó sobre la arena. Generó el susto de todos los presentes, pero al ver que el belga se pudo mover por sus propios medios se disiparon todas las alarmas.
El atleta terminó rodando hacia afuera del foso para poder dejar libre la pista y fue atendido por los servicios médicos, antes de tener que ser retirado en silla de ruedas del estadio, dejando una de las imágenes más llamativas de estos Juegos.
Un luchador
Pero Van der Plaetsen, de 30 años (24/12/1990), sabe lo que es levantarse y volver a pelear por un objetivo. A finales de 2014, tras años de formación, debutó en el circuito senior. Y lo hizo con una medalla de bronce en la prueba de heptatlón del Mundial indoor de Sopot, Polonia.
Aunque unas semanas después recibió una carta oficial que informó que se le retiraba la medalla con motivo de un positivo en el control antidopaje. Fue un mazazo, más porque él tuvo la plena convicción que de que no consumió nada prohibido.
Decidió acudir al médico para comprobar por qué el control había mostrado unos niveles tan altos de la hormona HCG. Y el resultado fue demoledor: todo se debió a un cáncer testicular. Una enfermedad que el belga tuvo que hacer pública para despejar las dudas sobre la medalla conquistada.
Su familia se derrumbó. El padre del atleta había fallecido tres años antes por un cáncer, en este caso de páncreas. Su hermano y entrenador, como confesaría más tarde, creyó que la prometedora carrera de Thomas finalizaba ahí mismo.
No obstante, Van der Plaetsen tuvo otros planes. Decidió no rendirse y fue operado de urgencia para extirparle el tumor, y comenzó el proceso de quimioterapia. Durante el mismo, cuando pudo siguió entrenando. Luchando.
En noviembre de ese mismo año se le comunicó que el tratamiento había finalizado con resultado positivo. Aquello fue para Thomas mejor que cualquier medalla que hubiera conquistado. Tras ello, creó la fundación Back on track destinada a recaudar dinero para programas de rehabilitación de cáncer.
Y continuó entrenando, a pesar de las dificultades aún latentes. Todo el esfuerzo se cristalizó en la Universiada de Gwangju, Corea del Sur, que se disputó a mediados de 2015. Van der Plaetsen se llevó el oro, resultado que repitió en 2016, en los campeonatos europeos disputados en Ámsterdam.
Unas semanas más tarde, el belga cumplió un sueño que pareció imposible sólo dos años atrás: participó en unos Juegos Olímpicos. Lo hizo en Río 2016, donde fue diploma olímpico al terminar el global en la octava posición, con 8.332 puntos en lo que fue la mejor marca personal de su carrera.
Desde entonces no ha vuelto a repetir victoria. Pero la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio, superó su mejor puntuación, y por eso llegó con muchas expectativas a esta nueva cita olímpica. No pudo ser y se robó las cámaras por su aparatosa caída. Aunque Thomas cómo levantarse y buscará revancha.
MÁS IMÁGENES DEL MAL SALTO Y CAÍDA
Con imágenes de REUTERS.
SEGUIR LEYENDO: