Es una prueba de velocidad y destreza. Los 110 metros con vallas acapara la atención de los Juegos Olímpicos de Tokio por las impactantes imágenes que arrojan los competidores. Sin embargo, no fue la jornada deseada para el japonés Taio Kanai. Nadie es profeta en su tierra, asegura la máxima y el asiático lo confirmó. Es que el atleta local sufrió un inesperado accidente en la segunda semifinal al no poder superar uno de los obstáculos y su rostro derrapó por la pista de la capital nipona.
Durante la carrera que dominó el norteamericano Devon Allen con un tiempo de 13.18, Taio Kanai se llevó todas las miradas por el golpe que se dio en el estadio Olímpico y por la decepción generalizada que causó en los espectadores locales. Incluso su resignación se percibió en el cierre de su producción cuando marcó un crono de 26.11.
Algo similar le había ocurrido a James Chiengjiek, quien tuvo una carrera para el olvido en la clasificación masculina de los 800 metros. El oriundo de Sudán del Sur que forma parte del equipo de refugiados terminó su performance visiblemente devastado y con una amplia diferencia con respecto el resto de los competidores de su ronda porque sufrió una caída al iniciar la carrera. Al poco de comenzar su serie eliminatoria, fue víctima de un pequeño toque del atleta español Saúl Ordoñez y se desplomó en el suelo.
A diferencia del japonés, el africano tuvo a quién responsabilizar de su floja performance. En cambio, Taio Kanai deberá buscar sus razones internamente a su mal desempeño. Además, de Allen, el francés, Aurel Manga fue el otro que logró la clasificación para ir en busca de una medalla.
En la rama femenina, Sydney McLaughlin rompió su récord mundial y ganó el oro olímpico en 400 metros con vallas, al sellar una marca de 51,46 segundos en otra victoria cerrada sobre su compañera de equipo estadounidense Dalilah Muhammad, quien se llevó la presea de plata.
McLaughlin y Muhammad han intercambiado el récord y las victorias durante los últimos dos años, dado que Muhammad rompió la marca por primera vez en su país y en 2019 bajó el registro a 52.16, en el Campeonato Mundial de Doha. Su compatriota, en tanto, batió la marca a principios de este verano en las pruebas olímpicas, con su 51,90 para convertirse en la primera mujer en quebrar los 52 segundos.
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