41 años después del título de 200 metros conquistado por Pietro Mennea en Moscú 1980, otro velocista italiano se ha proclamado campeón olímpico, ahora en 100 metros, con una marca de 9.80 que le convierte en sucesor del legendario Usain Bolt.
La gran incógnita del atletismo en los Juegos de Tokio quedó develada y en una dirección totalmente inesperada después de lo ocurrido durante la jornada de clasificación. Lamont Jacobs, de padre estadounidense y madre italiana, heredó la gloria que supo conquistar El Rayo durante las últimas tres citas olímpicas.
Nacido en El Paso (Texas), pero residente en Italia desde los cinco años, Crazy (el Loco) Jacobs sorprendió. Si alguien hubiera apostado por él la semana pasada se habría hecho rico. Su nombre no figuraba en ningún pronóstico, pero es evidente que la retirada del astro jamaiquino ha dejado un panorama revuelto en la velocidad masculina sin una jerarquía clara.
El temible calor húmedo de Tokio por estas fechas, que se apiadó de los atletas los dos primeros días, irrumpió con fuerza este domingo para amargarles la vida dentro del estadio, bajo el efecto invernadero de 36 grados y un 64 por ciento de humedad.
Las semifinales ya arrojaron varias sorpresas, como si el ránking hubiera enloquecido en ausencia del patrón de la década anterior. La marca de Lamont Jacobs (con 9.84) no solo le dio la clasificación, sino también el récord de Europa, el cual estaba en manos del portugués Francis Obikwelu (2004).
Este, sin embargo, se convertía en el segundo aviso con el que el atleta demostraba sus condiciones para pelear por un lugar en el podio. En la primera ronda, con una marca de 9.94 ya se imponía como el velocista más rápido de toda la historia italiana en los 100 metros.
Así, el italiano se quedó con uno de los ocho lugares que entregó la final. Dentro suyo, y tras la ausencia de grandes competidores, se consideraba capacitado para obtener esa tan ansiada presea.
Casado y con dos hijos, el velocista partió con decisión, sin nada que perder, y se encontró con una medalla de oro inesperada envuelta en un nuevo récord europeo. Una completa exhibición, para quitarse el sombrero.
El estadounidense Fred Kerlei (9.84) y el canadiense Andre de Grasse (9.89) completaron el podio por delante del sudafricano Akani Simbine (9.93), el estadounidense Ronnie Baker (9.95), el chino Su Bingtian (9.98) y el nigeriano Enoch Adegoke, que no terminó. El británico Zharnel Hugues fue descalificado por salida falsa.
Según las estadísticas que brindó posteriormente la organización, el corredor alcanzó la velocidad punta de 43.3 kilómetros por hora cuando se aproximaba a los 90 metros.
Entrenado por Paolo Camossi desde 2015, Jacobs estuvo a punto de elegir el baloncesto, el deporte que siempre ha practicado su padre, miembro del ejército estadounidense, pero se inclinó por el atletismo y su elección no pudo ser más acertada.
Hace dos años, en los Mundiales de Doha, ni siquiera pudo estar en la final. cayó en semifinales con una marca de 10.20, pero la pandemia, lejos de perjudicar su progresión deportiva, le ha disparado al primer puesto del escalafón.
Con su nueva marca (9.80) Jacobs es ahora el nuevo oro del atletismo por delante de grandes figuras. Mientras tanto, Usain Bolt continúa siendo el dueño de los récords olímpicos (9.63) y Mundiales (9.58).
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