Los Juegos Olímpicos de Tokio vivieron un bochornoso episodio durante los cuartos de final de la categoría de peso súper pesado de boxeo (+91k) cuando el francés Mourad Aliev protagonizó un escándalo durante la definición de su combate frente al británico Flazer Clarke.
Durante el primer round y parte del segundo, el púgil galo no supo cómo contener los avances de su oponente. En más de una ocasión fue advertido por el árbitro tras cabecear a Clarke en medio del clinch hasta que finalmente ocurrió lo peor para él.
En uno de esos ataques ilegales, el boxeador de 26 años le abrió la ceja al inglés y el réferi Andy Mustacchio tomó la decisión de descalificarlo por sus constantes gestos antideportivos a cuatro segundos del final del segundo asalto. A partir de ese momento, Aliev desató su furia.
Ni bien se enteró de la determinación del árbitro, y mientras le limpiaban la herida a Clarke, Aliev señalaba su pecho, levantaba su dedo al aire y se autoproclamaba como el ganador de la pelea. “Yo soy el ganador”, se podía escuchar en el cuadrilátero del Arena Kokugikan.
Posteriormente, y tras presenciar la sentencia, el francés se dirigió a una de las cámaras de transmisión para mostrar su descontento: “¡No, no no!”, repetía en varias oportunidades, mientras golpeaba el lente con su puño.
Pero el vergonzoso episodio no finalizó ahí. Tras la victoria por descalificación, el británico se retiró del ring escuchando los insultos del galo, que permaneció sentado en una esquina por más de 30 minutos a modo de protesta.
“Esta fue mi forma de demostrar que la decisión fue muy injusta. Me entrené toda mi vida para esto, y vine aquí, y por decisión de un árbitro, perdí. Se acabó”, explicó una vez que abandonó el cuadrilátero.
Finalmente, los responsables de la organización acudieron al escenario, hablaron con su equipo e intentaron hacer que el actual subcampeón de Europa se retire del escenario por su cuenta. “Es injusto, todos vieron que gané”, repetía una y otra vez.
“Sentí que había un par de cabezazos entrando allí. Si fue intencional o no, no me corresponde a mí decirlo... Le dije que se calmara, que no estaba pensando con la cabeza, si no con el corazón. Sé que es difícil, pero lo mejor es volver al vestuario”, reconoció Clarke mientras su oponente seguía manifestando su enojo.
Aliev había ganado las puntuaciones del primer round de este choque de cuartos de final por 3-2 y, en caso de lograr la victoria, hubiera asegurado al menos una medalla de bronce.
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