Eran sus segundos Juegos Olímpicos, ya que había tenido participación en Río 2016. Aunque su reaparición en este gran evento deportivo no fue para nada agradable. James Chiengjiek, un atleta oriundo de Sudán del Sur que forma parte del equipo de refugiados, tuvo una carrera para el olvido en la clasificación masculina de los 800 metros en Tokio.
Chiengjiek terminó su performance visiblemente devastado y con una amplia diferencia con respecto el resto de los competidores de su ronda porque sufrió una caída al iniciar la carrera. Al poco de comenzar su serie eliminatoria, fue víctima de un pequeño toque del atleta español Saúl Ordoñez y se desplomó en el suelo.
Ese traspié accidental hizo caer al atleta de 29 años, quien en Río 2016 había terminado último en su serie de los 400 metros, pero no quebró su espíritu deportivo: se puso de pie y terminó la carrera. Terminó con un tiempo final de 2:02.04, casi 17 segundos más que el ganador de la serie, el estadounidense Clayton Murphy.
James Chiengjiek escapó cuando tenía solamente 13 años de la Guerra Civil sudanesa, algunos años después de que su padre fuera asesinado por las milicias en este conflicto en 1999. Después de evitar ser secuestrado y reclutado a la fuerza como soldado, llegó al campo de refugiados de Kakuma en Kenia, donde fue a la escuela y comenzó a correr, habiéndose unido a algunos niños mayores que estaban entrenando para eventos de larga distancia.
Al principio, recibió el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y a partir de 2013 comenzó a capacitarse con la Fundación para la Paz de Tegla Loroupe, la famosa atleta keniana especializada en la prueba de 10.000 metros que llegó a ser medallista de bronce mundial.
Además de su presentación en Río, Chiengjiek también representó al Equipo de Atletas Refugiados (ART) de World Athletics.En 2019, compitió en los IAAF World Relays junto a su compañera del equipo olímpico de refugiados del COI de Tokio, Rose Nathike.
Esta pareja, que terminó séptima en ese evento de relevos mixto 2x2x400m, recibió junto otro atleta del equipo de refugiados llamado Paulo Amotun Lokoro una becas deportivas en Canadá. Al término de su participación en Tokio 2020, se van a trasladar a este país para estudiar en el Sheridan College de Oakville, Ontario. Son primeras personas refugiadas que entraron en esta “vía atlética” creada a través de una alianza entre ACNUR, el Sheridan College y World University Service Canada (WUSC).
“Sabrán que hay una oportunidad. Cuando haces algo, debes hacerlo con todo tu corazón y sabiendo que la puerta se abrirá algún día. Esperamos que, en el futuro, muchas otras personas refugiadas tengan también este tipo de oportunidades”, señaló en diálogo con el sitio de ACNUR un James Chiengjiek que tuvo una actuación para el olvido en Tokio pero tendrá una gran chance para seguir progresando en su carrera deportiva.
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