Caeleb Dressel dio un nuevo paso para conseguir las seis medallas de oro a las que aspira en los Juegos Olímpicos de Tokio, luego de colgarse este jueves su segunda presea dorada al imponerse en la final de los 100 metros estilo libre con un tiempo de 47.02 segundos, nuevo récord olímpico. El estadounidense ganó la prueba reina de la natación tras imponerse al defensor del título, el australiano Kyle Chalmers (plata), y al ruso Kliment Kolesnikov (bronce).
Dressel, de 24 años, firmó un nuevo récord olímpico al parar el crono en 47 segundos y 2 centésimas, suficiente para destronar a Chalmers (47.08) y para superar también a Kolesnikov (47.44), que había conseguido el miércoles el mejor tiempo de las semifinales.
Tras ser sexto en los Juegos de Río 2016, el oriundo de Filadelfia tomó los mandos desde 2017 de las pruebas de velocidad de la natación y acumula trece títulos mundiales. En ellos se incluyen los dos últimos en los 100 metros, en Budapest-2017 y Gwangju-2019.
Fue así como Dressel llegó a Japón con la misión de acumular seis oros olímpicos. El lunes empezó con éxito su desafío colgándose el primer oro en el relevo 4x100 m libre. Además del título de 100 m, Dressel aspira a subir a lo más alto del podio del Centro Acuático tokiota en 100 m mariposa, 50 m libre y los relevos 4x100 metros estilos en categoría individual y mixta.
“No estaba para nada preocupado. Durante la carrera no puedes hacer gran cosa, pasará lo que tenga que pasar. Así que me mantengo en mi plan”, explicó el campeón en la zona mixta, saboreando su primer oro individual, “muy diferente” a sus dos títulos olímpicos de los relevos en Río 2016 y al primero que había logrado, también en relevo, en el inicio de Tokio 2020.
En unos Juegos Olímpicos en donde muchos de los favoritos se han quedado cortos, el estadounidense Caeleb Dressel estuvo a la altura de las expectativas. Señalado como “el nuevo Phelps” o a la altura de Ian Thorpe, en nacido en Filadelfia, igual que Phelps, contó la medida radical que adoptó en Tokio 2020 para no sufrir las presiones en los Juegos Olímpicos. En una entrevista brindada a L’Eequipe, antes de participar por la final en los 100 metros libre de la actual cita olímpica, reveló cuál es su método para estar en la cúspide mundial de la natación.
“El trabajo en la piscina está cerca del límite y ahora lo hacemos en otro sentido. En el estudio del sueño y el no estar pendiente del móvil. Ya sólo miro 15 minutos al día Instagram y he desinstalado al mismo tiempo Twitter, Facebook y Snapchat”, confesó su secreto el nadador de 24 años.
Sobre su opinión al ser comparado con Michael Phelps, agregó: “Entiendo que la gente me quiera comparar a Phelps porque estamos en un mundo de comparaciones, pero esos juicios para mí son irrelevantes. No estoy poniéndome al nivel de LeBron (James), pero a él le ocurre lo mismo con Jordan. Y yo enciendo la tele para verlo a él. Me da igual si es mejor que (Michael) Jordan o no. Es increíble lo que hace. ¿Qué más da si es o no mejor?”. Sin celular, ni redes sociales, Caeleb Dressel se enfoca en esta estrategia de trabajo que adoptó y que tan buenos resultados le viene dando en el último tiempo.
LA HISTORIA DE CAELEB DRESSEL, EL HEREDERO AL TRONO DE MICHAEL PHELPS
Es el nadador más rápido de la historia, ya probó el oro olímpico en Río y suma dos en Tokio 2020. El reto, sin embargo, es más grande: superar el legado de Michael Phelps
Caeleb Dressel tiene claro el camino a seguir. La línea sucesoria al trono de Michael Phelps apunta hacia él. Se trata de la máxima figura de la natación estadounidense en los últimos años. El apabullante récord de medallas de Phelps parece imposible para cualquier ser humano, pero más allá de lo numérico, el vacío que deberá llenar Dressel en Tokio 2020 será enorme. Sus múltiples medallas en campeonatos del mundo y la experiencia olímpica de Río 2016 (donde ganó un oro en 4x100) lo sitúan como una referencia obligada. Es el nadador más rápido de la historia; sin embargo, además de cargar con las expectativas propias, deberá lidiar con una inevitable comparación.
Como si el destino hubiera conspirado en favor de las casualidades, Dressel nació en Filadelfia, igual que Phelps. La natación se cruzó en su vida demasiado pronto. Rápidamente sus condiciones llamaron la atención de sus entrenadores, quienes veían un potencial enorme en él. Las condiciones hay que pulirlas si se pretende sacar algún rédito de ellas. Dressel creció con las hazañas planetarias de Phelps en las pupilas. Si había un ejemplo a seguir, era él. En ese espejo tenía que reflejarse todo aspirante a atleta. El portentoso físico que posee (1,92 metros; 88 kilos) le otorga ventajas sobre sus rivales. “Es el nadador del futuro”, ha dicho el ex nadador español Javier Soriano para RTVE.
Las 27 medallas olímpicas de Michael Phelps son insuperables en el imaginario colectivo. Durante 12 años su nombre fue sinónimo de gloria. Debutó en Sydney 2000, con solo 15 años, pero el estallido llegó en Beijing 2008. El mundo asistió a una exhibición dominante que se prolongaría en Londres y Río. Phelps estableció el nivel. Nada fue igual a partir de su irrupción en el olimpismo. Todo aquel que quisiera estar a su altura tendría que llevar sus capacidades al límite. Lo suyo fue un don innato que la naturaleza le concedió, sí. Pero también horas infinitas de obsesivo trabajo para alcanzar la perfección. En este nivel no se regala nada a nadie.
Dressel carga con el peso de esa historia. No le gustan las luces. Ajeno al ruido, también se ha mostrado reacio a entrar en el juego de comparaciones con su antecesor. Aunque ha puesto de manifiesto su talento en todas las competencias, las analogías son inevitables. El recuerdo que dejó Phelps en la memoria colectiva es insuperable: junto a Usain Bolt marcó a una generación entera. Lejos de aquellos de días en los que Phelps conmocionó al mundo con cada nueva medalla, la realidad dicta que su rapidez ha sido superada. Dressel ostenta dos récords mundiales: en 100 metros mariposa en piscina larga y piscina corta, así como en 50 libres y 100 estilos en piscina corta. Ahora le sumó el récord olímpico en los 100 metros libres.
En Río 2016 subió a lo más alto del podio acompañado del legendario Phelps. Alumno y maestro, rey y sucesor. En ese momento sabía que su historia quedó trazada para siempre. Pero el punto de inflexión llegó un año más tarde, en el mundial de Budapest. La resonancia mediática no le acompañó, pero en aquella competencia Dressel se erigió como el nadador más dominante del orbe. Obtuvo un total de siete medallas de oro. La métrica no bajaría en los años siguientes. En 2018, en el campeonato mundial de piscina corta se llevó seis medallas de oro. Y en el mundial de Gwangju de 2019 ya no había dudas: con seis oros, Dressel tiranizó la competencia.
Los logros de Caeleb cuentan, además, con un mérito extra: lo ha hecho con bañador textil. En la década pasada el uso del bañador impermeable se extendió con unanimidad entre los nadadores. Su uso permitió a los competidores alcanzar mejores tiempos. La teoría y los hechos empataron. Pero Caeleb Dressel se ha encargado de desmontar ese postulado con pura evidencia. En 2020 rompió cuatro récords mundiales. Y en Tokio ya repitió el oro en 4x100 de Río y le sumó los 100 metros libres, la prueba reina de la natación. Fue la primera y la segunda. En espera, hay otras cuatro medallas de oro. El pasado es glorioso para la natación estadounidense. Dressel quiere contar su propia historia.
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