El COVID-19 empieza a causar problemas para los atletas en Tokio. Simone Biles, junto a otras cinco gimnastas estadounidenses, ha abandonado la Villa Olímpica para alojarse en un hotel cercano. La decisión se tomó luego de que Kara Eaker, gimnasta suplente del equipo norteamericano, diera positivo a la prueba de coronavirus.
Tanto la Federación de Gimnasia como los entrenadores de las atletas tomaron la decisión de salir de la Villa Olímpica. Y no perdieron oportunidad para señalar que esa fue su intención desde el comienzo, justamente en previsión de una situación como la que finalmente se ha presentado. En un principio tanto la Federación como el Comité Olímpico de Estados Unidos decidieron reservar la identidad de la afectada. Horas más tarde se supo que la atleta contagiada era Eaker.
Las alarmas se encendieron luego de los tres casos positivos durante la semana pasada. Hasta entonces, se había reservado el nombre de los atletas. Pero en el caso de Eaker, fue su propio entrenador quien confirmó el positivo. De inmediato, la preocupación creció debido a que Kara mantuvo contacto con todo el equipo, sobre todo en los paseos por las inmediaciones de la Villa. El padre de la atleta contagiada mencionó que su hija es asintomática y que recibió una vacuna contra el virus hace dos meses.
Tras darse a conocer el positivo, Leanne Wong, coequipera de Eaker, se aisló en una habitación de la Villa. En ningún momento Estados Unidos escatimó en cuidados y precuaciones: el equipo de gimnastas se había sometido a pruebas diarias desde su arribo a Japón. Por eso el positivo de Eaker resultó un mazazo y generó incertidumbre en la cúpula federativa. Del mismo modo, al realizar los entrenamientos se procuró dividir las sesiones en grupos y también se dividieron los trabajos en el gimnasio, de tal modo que el uso de aparatos se diera por turnos. Las comidas también se planificaron para ser llevadas a cabo de forma individual. Sin embargo, la convivencia al visitar lugares turísticos terminó por forzar el contacto.
Simone Biles es la principal figura de Estados Unidos para Tokio. Sus cuatro medallas en Río (tres de oro y una bronce), así como sus consistente paso por los campeonatos del mundo, la colocan como plena favorita para subir a lo más alto del podio. Su participación comenzará el sábado. Junto a Biles, el equipo lo integran Kayla DiCello, Kara Eaker, Leanne Wong, Emma Malabuyo y MyKayla Skinne.
Hace cinco años, en Río 2016, Biles dejó constancia de su talento. La brillante exhibición en Brasil la catapultó a lugares estelares dentro de su propia disciplina como en el deporte en general. Ningún atleta estadounidense de la presente delegación goza del prestigio internacional de Biles, que llegó a Tokio con la intención de certificar su dominio y de colgarse más medallas.
El imprevisto que se ha presentado es un duro golpe, pero una vez instalado todo el equipo en el hotel, el incidente quedará atrás y todas las energías se centrarán en el debut. Pero las miras están puesta sobre todo en las finales, tanto la individual como la de equipos. Después de esta amarga situación, las gimnastas norteamericanas, con Biles al mando, buscarán grabar su nombre para siempre en la historia del olimpismo.
Todos los reflectores estarán puestos en el equipo de gimnastas, pero el foco principal se posará en Biles quien, junto al nadador Calaeb Dressel, encabeza a una nueva generación de atletas que busca refrendar las glorias de sus antecesores y mantener a su país en los más alto del medallero olímpico. Biles además se ha destacado por su labor social. Su rol extradeportivo y su notable rendimiento la colocan como una referente obligada y una de las máximas figuras a seguir en Tokio 2020.
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