Asfixiado por las deudas y con un equipo que ya no podía codearse con los grandes de Europa, la dirigencia del Barcelona decidió que sólo tenía una alternativa tras ver al Real Madrid celebrar los títulos de fuste la pasada temporada. Decidieron gastar a manos llenas.
El Barça afronta la temporada con el objetivo inmediato de reverdecer laureles tras las incorporaciones de Robert Lewandowski, Jules Koundé y Raphinha para reforzar un plantel irregular conformado por promesas juveniles y varios protagonistas de extrema experiencia.
Los tres fichajes, a un costo total de 160 millones de euros (163 millones de dólares), han dejado a la entidad catalana como el club que más ha gastado en el presente mercado europeo. Pero representan un desembolso mayor que aumentará la carga de la institución durante el próximo cuarto de siglo.
Con el Barcelona a punto de cerrar la pasada temporada con pérdidas económicas por cuarto año seguido y sin dinero para gastar en nuevas incorporaciones, el presidente Joan Laporta decidió que la única forma de frenar la espiral negativa del equipo era hipotecando su futuro y disminuyendo la masa salarial de sus futbolistas.
En este contexto, el dirigente organizó una reunión en un elegante restaurante de la Ciudad Condal con otros dos directivos blaugranas, Rafa Yuste y Mateu Alemany, quienes le presentaron una propuesta inesperada a Gerard Piqué y su representante Arturo Canales. Es que la institución tiene 10 días para resolver su Fair Play financiero y necesita la rebaja salarial del defensor y la de Sergio Busquets y Piqué para que los números sean aceptados por los controladores de La Liga.
Sin dudas, al experimentado central se le sumó un conflicto más en medio de su escandalosa separación con la artista colombiana Shakira. A la decisión de la cantante de mudarse hacia Estados Unidos junto a sus hijos, se le agregó el conflicto económico del Barcelona, que le exige reducir su salario.
Según informó el medio español Mundo Deportivo, los jugadores no dieron una respuesta inmediata y la incertidumbre se instaló en la Ciutat Esportiva, ya que un rechazo al esfuerzo económico complicaría notoriamente los números del Barça.
Después de recibir el respaldo de los socios del Barcelona, la directiva aprobó la venta del 25% de los derechos de televisión que le correspondían del contrato con La Liga española por los próximos 25 años, un monto de 667 millones de euros (679 millones de dólares). “Es cierto que me habría gustado no vender el porcentaje de derechos de televisión”, dijo Laporta la semana pasada desde Nueva York, donde el club completó una gira de pretemporada en Estados Unidos. “Pero la situación era complicada y requería ser valientes y tomar decisiones, porque el fútbol no espera y nuestros aficionados, que están muy bien acostumbrados, merecen que un club como el Barça compita”.
El derroche azulgrana podría no haber acabado. Acaba de vender el 25% de Barça Studios, su productora audiovisual por otros 100 millones de euros. Además, han comprometido un tercio de esos ingresos en fichajes de nuevos jugadores, un tercio en aumentar las reservas y otro tercio para pagar sus deudas, que a pesar de las gestiones para reducirla se mantiene en los 1.000 millones de euros.
El sacrificio de futuros ingresos se da luego de que el Barcelona vendiera los derechos del nombre del Camp Nou. El estadio más grande de Europa llevará el nombre de Spotify, la plataforma de música pro streaming, que también estará estampado en las camisetas cuando abran la temporada ante el Rayo Vallecano el 13 de agosto. En el club catalán los números son más rojos que azules.
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