Quizá el mejor futbolista francés de la historia, este jueves Zinedine Zidane cumple 50 años y en su carrera deportiva, sea como jugador o entrenador, se plagó de éxitos. Dueño de una pegada única con su guante derecho, pisadas y gambetas endiabladas, el ex volante de creación marcó una época y fue la principal figura en el primer campeonato mundial de Les Bleus en 1998, bajo la efervescencia de haber ganado aquella copa de local y en la final ante Brasil, Zizou marcó dos tantos de cabeza.
Su carrera deportiva marca un palmarés de 26 títulos, 15 como jugador y 11 como entrenador. Jugó en su país en el Cannes y Burdeos, aunque como profesional a nivel clubes su etapa más recordada fue en la Juventus y el Real Madrid.
Siempre se distinguió y fue un merecedor heredero al trono que dejó en su país Michele Platini, quien fue otro astro de primer nivel internacional, aunque le faltó ser campeón mundial y en el certamen que podría haberse coronado, en México 1986, otra vez los galos quedaron en el camino en las semifinales contra Alemania, una frustración que también vivieron en España 1982.
Aunque en ese certamen un joven Zidane, de por entonces 14 años, se deslumbró con Diego Armando Maradona. “1986, México, Maradona, ¡locuras! A los 14, Maradona me cautivó. Todavía disfruto de los partidos de 1986 hoy. No solo imágenes. Los partidos. Todos recuerdan a Inglaterra, sus dos extraordinarios goles (2-1 en cuartos de final), pero también está el Argentina-Bélgica (2-0 en semifinales). Espléndido. Es increíble lo que ha hecho Maradona sobre el césped”, recordó en una extensa entrevista con el diario L’Equipe, una reciente producción por el medio siglo que cumplió Zizou.
Pero su máximo ídolo fue el uruguayo Enzo Francescoli, al punto de ponerle su nombre a uno de sus hijos. “La técnica con sus contactos exterior-interior, interior-exterior era de encaje. Creo que de alguna manera llegué a parecerme a él. Técnicamente, de todos modos, Enzo era majestuoso. En la final Intercontinental de 1996 me trajo su camiseta al final a pesar de la derrota”. En aquel partido River Plate perdió 1-0 con la Juventus en Tokio con el gol de Alessandro Del Piero.
En tanto que reveló que su mamá guardó todos sus tesoros, entre ellos el Balón de Oro de 1998 y otros trofeos que recibió a lo largo de su carrera. Tampoco guarda la camiseta de la final del Mundial de 1998 ante Brasil ni alguna réplica de la Copa del Mundo ni de la Eurocopa, el segundo título que obtuvo con su selección en 2000. Ese certamen celebrado en los Países Bajos y donde en la final superaron a los italianos por 2-1 (Gol de Oro de David Trezeguet), puso fin a la temporada 1999/2000, de la que Zidane afirmó que fue “la mejor de su carrera”.
Otro de sus episodio más conocidos fue el cabezazo a Marco Materazzi en la final del Mundial de Alemania 2006. Mucho se dijo de por qué el crack galo reaccionó así. Se habló de su insulto del italiano a su hermana y Zidane dio más detalles: “Ese día, mi mamá está muy cansada. Tuve a mi hermana al teléfono varias veces al día. Sabía que mi mamá no estaba bien, pero tampoco es muy grave. No obstante, me preocupó. Él (Materazzi), no me habló de mi madre, pero insultó a mi hermana, que estaba con mi mamá en ese momento”.
Zidane tocó el cielo como entrenador dirigiendo al Real Madrid, conquistando tres títulos seguidos en la Champions (2016, 2017, 2018). Abandonó ese club una primera vez tras el último éxito europeo. “Ganar la Champions nunca es suerte. Es trabajo, y más si la ganas tres veces seguidas. Trabajé como un loco. Mis jugadores creyeron en mí y yo creía en ellos. Cuando gano, no me sorprendo porque lo di todo”, aseveró.
Sobre la chance de dirigir al Olympique de Marsella o al PSG y estar a cargo de Lionel Messi, respondió: “Nunca digas nunca. Especialmente cuando hoy se es entrenador. Cuando era jugador podía elegir e ir a casi todos los clubes. Como entrenador, no hay cincuenta clubes a los que pueda ir. Hay dos o tres posibilidades. Si vuelvo a un club es para ganar. Lo digo con toda modestia. Por eso no puedo ir a cualquier parte”.
Respecto de ser el DT de su selección, indicó: “Claro que quiero. Espero serlo algún día. ¿Cuándo? No depende de mí. Pero quiero cerrar el círculo, no he terminado con la selección francesa. Es lo más bonito que hay, lo sería todo para mí”.
Por último, sobre sus 50 años, reflexionó: “La vida continúa. Todavía soy un niño grande en mi cabeza. Quiero disfrutar de todo y amo mi vida. Soy alguien atípico, hago lo que siento cuando lo siento. Si escuchas demasiado, si te dicen demasiadas cosas a tu alrededor, estás pensando y existe la posibilidad de que la cagues. Hago todo con el corazón y va bien”.
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