Con un traje de etiqueta, una sonrisa permanente y una memoria prodigiosa, Adelardo Rodríguez se sentó en una de las salas del Wanda Metropolitano y abrió su cofre de los recuerdos. Él es parte de la historia grande del Atlético de Madrid. Durante sus días en el Colchonero fijó el récord de más presentaciones con la camiseta albirroja con 585 partidos, en los que marcó 115 goles.
Durante su etapa gloriosa obtuvo 3 Ligas, 5 ediciones de la Copa del Rey, la Copa Intercontinental y la Recopa de Europa. Es decir, que de las 8 conquistas internacionales que tiene el club en su palmarés, 2 fueron durante la era del ex volante que llevó a la institución ibérica a la cima del mundo.
El caso del conjunto español es llamativo, dado que en 1975 disputó la final de la Intercontinental frente a Independiente porque el Bayern Múnich se había negado a participar de la competición por priorizar otros compromisos en su calendario.
El Atlético de Madrid había accedido a la final de la Copa Europa (actual Champions League) luego de superar al Celtic en el Vicente Calderón. “Tuve la suerte de marcar muchos goles a pesar de jugar en el mediocampo. Hoy no logro recordar a todos, pero el que considero más importante fue el que le marqué a los escoceses. No porque haya sido el más bonito, sino porque lo veo como el más significativo. Veníamos de jugar un partido muy extraño en Glasgow (0-0) y nos sentíamos obligados a ganar en casa. A mí me tocó marcar el segundo, al que llamamos el gol de la tranquilidad, que nos permitió llegar a la final”.
A pesar de la dolorosa caída frente al Bayern Múnich de Franz Beckenbauer y Gerd Müller, el 10 de abril de aquel año Adelardo Rodríguez llegó a La Doble Visera como capitán del Colchonero para afrontar el primer duelo contra el Rojo, que concluyó con victoria local por 1 a 0 gracias al tanto de Agustín Balbuena. Y en la revancha en el Vicente Calderón se produjo la hazaña ibérica que depositó al Aleti en las puertas del olimpo. “Pudimos ganar 2 a 0 ante un gran equipo. Como yo era muy obediente y siempre hacía lo que me pedía el entrenador, durante el partido en Madrid me tuve que bancar a Bochini. Recuerdo que cuando terminó la final, vino Ricardo y me dijo ‘Che pibe, no me dejaste ni un ratito agarrar la pelota’”, deslizó Adelardo en diálogo con Infobae, con la memoria intacta y llena de orgullo.
De inmediato la leyenda internacional relacionó aquel choque con los criollos que lo acompañaron en la gesta. “Fue un partido que nos costó muchísimo y por suerte lo pudimos ganar gracias al trabajo que hicimos con (Rubén) Ayala, (Ramón) Heredia y el resto de mis compañeros. Fue similar a la vez que llegó (Jorge) Griffa, quien ha hecho cosas impresionantes en el club. Con todos ellos hicimos una gran amistad”.
Su vínculo con los sudamericanos se extendió a lo largo de toda su carrera. Con Alfredo Di Stéfano, ídolo del Merengue, también tuvo una relación extraordinaria a pesar de la rivalidad. “Al principio de cada temporada veíamos el calendario y nos fijábamos cuándo nos tocaba enfrentar al Real Madrid, y ellos hacían lo mismo. Él me decía que el Atlético era uno de los rivales que más le preocupaba. Seguramente era porque en su momento pudimos ganarles dos copas en su estadio. Alfredo me decía ‘ustedes siempre nos fastidiáis’ y desde esa época quedó grabado el derby como uno de los partidos más importantes de cada año”, explicó.
El Toto Lorenzo fue otro de los argentinos que lo marcó en su vida. El ídolo de Boca fue su entrenador en el Colchonero, pero también lo enfrentó durante la Copa del Mundo de 1966. “Con él tenía una gran relación y recuerdo que en los vestuarios venía con unas máquinas enormes para pasar música. Siempre poníamos el himno de Viva España”, reveló entre risas.
Lo llamativo fue que cuatro años antes del certamen que se disputó en el Reino Unido Adelardo Rodríguez tuvo su debut con España en el Mundial de Chile. “Me tocó jugar contra el Brasil de Garrincha y Pelé. Me había quedado impresionado por cómo jugaba ese equipo. Esa vez me pidieron que marcara al goleador, que era Zito, pero la realidad es que lo que hacía Garrincha era de otro mundo. Veía lo difícil que era hacer lo que hacían ellos. Yo quería imitarlos, pero era imposible”, confesó con nostalgia.
El ex volante fue el encargado de abrir el marcador para poner al elenco europeo en ventaja, pero la actuación arbitral le jugó una mala pasada. “En ese partido nos anularon un gol, que todavía estoy buscando la sanción que cobró el árbitro. Hubiera significado el 2 a 0, que también había marcado yo. Podríamos haber eliminado a Brasil y cambiar la historia”, analizó como si el encuentro se hubiera disputado hace pocos días. Los dos gritos de Amarildo revirtieron el marcador y encaminaron a la Canarinha hacia su segundo título mundial.
Durante su etapa como futbolista le ha tocado enfrentar a figuras que se convirtieron en leyendas. Alfredo Di Stéfano, Franz Beckenbauer, Garrincha y Pelé fueron algunos de ellos, pero luego de su retiro entendió que hubo otro jugador que quedará en la historia como el mejor del planeta. “El que más me ha llamado la atención es Messi. Durante sus días en Barcelona ha marcado una era. Lamentablemente el tiempo pasa para todos y hoy no es el mismo de esos años, pero fue el que más me ha sorprendido desde que me retiré”, concluyó.
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