Hace casi una década José María Giménez se transformó en uno de los pilares del Atlético de Madrid. El central de Canelones llegó al Colchonero después de sumar un puñado de partidos en Danubio y en poco tiempo demostró que su lugar en el mundo era el Vicente Calderón.
De inmediato se adaptó a la filosofía albirroja impuesta por el Cholo Simeone, el entrenador que marcó una gran influencia en su carrera y al que le agradece su confianza en cada partido. Josema afronta cada compromiso como si fuera el último. Y en su ADN lleva la lucha, el sacrificio, la humildad y el talento para afianzarse en uno de los mejores equipos del mundo. En diálogo con Infobae, el central habló de todo: las expectativas para el clásico con el Real Madrid, el legado que dejó el Maestro Tabárez en su país, sus experiencias mundialistas y la ansiada revancha que deberá afrontar ante Ghana luego de la recordada serie en Sudáfrica 2010, cuando la mano de Luis Suárez le permitió a la Celeste acceder a las semifinales del torneo más importante del planeta.
—En 2013, cuando tenías 18 años, llegaste al Atlético de Madrid y hoy sos uno de los referentes del plantel, ¿cómo se viven las horas previas al derby que paraliza a la ciudad?
—Después de tantos años y tantos clásicos está claro que uno entiende que no se trata de un partido más. Tanto para nosotros como para la afición significa mucho ganar, porque es un plus en La Liga. Es muy bonito cuando se logra la victoria porque se disfruta el doble; pero no es más que una rivalidad deportiva que hay que tomarla como tal. Queremos ganar, como todos los partidos, pero éste tiene un sabor especial por tratarse de un derby.
—¿Hay algún clásico que recuerdes en particular?
—Tuve muchos partidos especiales a lo largo de los años. Tanto en los que me tocaron ganar, como en los que no se dieron los resultados esperados. Creo que el más importante fue uno de la Copa del Rey en 2015, en el que me tocó convertir en el Vicente Calderón y sirvió para que nos quedáramos con la victoria.
—Para esta edición el Real Madrid llega como campeón y mucho se habla de la negativa a hacerle el pasillo tradicional como reconocimiento al mérito, ¿cómo fue que tomaron esa postura?
—El Real Madrid fue un justo campeón, pero nosotros tenemos que respetar lo que dicen nuestros aficionados. Está claro que un recibimiento así no le gustaría a nuestra gente. Ellos no se lo merecen y la realidad es que nosotros estamos pensando en otra cosa.
—¿Es probable que se pierda un poco la esencia del duelo porque enfrentarán a un rival que tiene la cabeza puesta en la final de la Champions League?
—Para nosotros será una motivación adicional, porque vamos a ponernos la camiseta del Atlético de Madrid. No nos importa que ellos hayan sido campeones, lo que a nosotros nos preocupa y ocupa es clasificar a la próxima Champions y esos tres puntos serán fundamentales para intentar lograr nuestro objetivo.
—¿Puede haber una presión adicional ante un rival que probablemente se presente con un equipo alternativo?
—Ellos tienen una plantilla de gran nivel. La vez pasada con el Manchester City entró Rodrygo faltando pocos minutos y enchufó dos goles que dejó al Real Madrid en la final de la Champions. Creo que nos tenemos que focalizar en lo que debemos hacer dentro del campo para competir, sin importar qué jugadores pongan en el campo. Aprovechar el apoyo de nuestra gente y lastimar en los momentos que podamos. Ir a cada pelota como si fuera la última como siempre, porque sabemos que cada jugada puede ser determinante para el resultado final.
—¿Cómo fue la influencia de Diego Simeone en tu carrera? El Cholo es uno de los entrenadores que más te conoce...
—Todos saben lo que significa Simeone por lo que fue como jugador y como entrenador. A mí en lo personal me lo ha dado todo, porque hace más de 8 años que estoy en el club y nunca me fui ni a préstamo a ningún lado. Siempre le voy a estar muy agradecido, y creo que la única forma de brindar ese agradecimiento es dar todo lo que pueda en el campo. Gracias a él y al sacrificio pude jugar dos mundiales, eliminatorias y todos los partidos en el club. Él me brindó siempre su confianza y me ayudó mucho con las enseñanzas que me dio, porque con el Cholo se aprende día a día. Fue una pieza muy importante en mi carrera.
—Imagino que no será la única persona que te marcó en tu vida...
—No, mi papá también me inculcó desde muy chico la idea de ser un luchador nato. Un luchador de la vida para pelear por lo que uno quiere. En el colegio, en el fútbol y en el día a día... Eso me dio un plus para esforzarme el doble e intentar conseguir lo que uno desea. También es importante encontrar el lugar de cada uno, porque se pueden presentar muchas oportunidades; pero la mejor opción se dará en el lugar indicado. No todos te van a mirar de la misma manera, tampoco te van a juzgar de la misma manera, ni te van a tratar de la misma manera. En mi caso siempre trato de entrenar al máximo para estar preparado para cuando llegue ese momento. Ser fuerte desde la cabeza y luchar por los sueños.
—Hoy estás en un plantel en el que el mate parece tener un protagonismo fundamental, ¿quién es el cebador oficial?
—Para que te hagas una idea, mis amigos más íntimos me dicen Nervio, porque soy muy nervioso. Si tomo mate, te podrás imaginar cómo me muevo. Entonces, trato de evitar tomar mates los días de partido para estar más relajado. Pero en el día a día me gusta compartirlos con Luis (Suárez), Rodri (De Paul) o Antoine (Griezmann). Cualquiera de ellos los prepara muy bien (risas).
—Hace unos días el Loco Abreu dijo que la Asociación del Fútbol Uruguayo se equivocó con la destitución del Oscar Tabárez, porque el Maestro no se merecía una salida así, ¿vos qué pensás al respecto?
—El Maestro fue la persona que apostó por mí cuando ni siquiera había jugado un minuto. Las únicas palabras que tengo para con él son de agradecimiento. No sólo por lo que hizo por uno, sino por lo que hizo para el fútbol uruguayo. Él creó una identidad en nuestro país. Generó una forma de vivir en las canchas y en la sociedad. Lo que hizo impactó en las calles y en el deporte. Yo me crié sabiendo que el fútbol es la base del respeto gracias a él. Uruguay cambió por la filosofía de su selección. Creo que debería haber tenido una despedida a lo grande, porque se lo merece y trabajó muchísimo por el país. Sin dudas, su salida afectó mucho, porque después de tantos años se generó un vínculo de mucho cariño. Fue una decisión de la Asociación y el jugador en estos casos no puede hacer nada. No creo que haya sido la manera correcta en la que se fue, porque dejó un legado en el pueblo uruguayo. Hoy la forma de vida en el país se basa en lo que generó la selección cuando él estuvo al frente.
—Faltan menos de 200 días para el Mundial de Qatar, ¿qué análisis podés hacer del grupo que les tocó?
—Todas las selecciones que están ahí son difíciles. Las afrontaremos con mucha ilusión y muchas ganas, sabiendo de las dificultades que se nos puedan presentar, como es el caso del calor. De todos modos, es algo que afectará a todos. Tendremos que entender bien los partidos que nos toquen en la fase de grupos, porque son tres compromisos, de los cuales se deberán ganar al menos dos para pasar a la siguiente fase.
—Uno de los rivales será Ghana, un equipo que tendrá una sed de revancha por lo sucedido en el 2010...
—Recuerdo haber visto algún video de la reacción de la gente en Ghana después de haberlos eliminado del Mundial de Sudáfrica y entiendo que vienen esperando una revancha. Yo era un niño en ese entonces y fui muy feliz (risas). Sabemos que será un desquite de lo que pasó en el pasado, pero la realidad es que será muy diferente porque es casi un plantel diferente. El único que quedó es Luis (Suárez) y Diego (Godín). Seguramente será un bonito partido que no tendrá nada de revancha. Ellos formaron una selección muy fuerte que trabaja muy bien desde lo físico. También enfrentaremos a Corea del Sur, un rival que hemos eliminado en octavos de final en ese mismo torneo, y que siempre se caracteriza por su intensidad. Nosotros sabemos que debemos identificar nuestra esencia, que es la competencia. Lo mismo sucederá con Portugal, que tiene jugadores de muchísimo nivel, y presentarán un compromiso muy duro.
—¿Soñás con volver a convertir en una Copa del Mundo como pasó en Rusia cuando enfrentaron a Egipto?
—Ese día fue uno de los más felices de mi vida, después de haber tenido a mis dos hijos. Creo que tuve la oportunidad de haber convertido el gol más bonito de mi carrera y a veces lo vuelvo a ver antes de irme a dormir como método de motivación. Eso es lo que demuestra Uruguay: la competencia hasta el último minuto. Recuerdo que en ese partido no jugó Salah por una lesión, que por un lado fue una lástima porque es uno de los mejores jugadores del mundo; pero por el otro nos benefició porque sabemos el peligro que nos podía generar. Fue una de esas jornadas que no las voy a olvidar jamás, porque la imagen de mi padre en las tribunas festejando un gol mío en un Mundial es algo único.
Josema Giménez viajará a Qatar con la misión de llevar a Uruguay a la gloria. El conjunto que supo escalar la cima del mundo en 1930 y 1950 cuenta con la experiencia y el talento para dar el golpe en el país del Golfo. Pero antes tendrá varios compromisos por delante. Y entre ellos aparece la misión de depositar al Atlético de Madrid en la próxima Champions League. Para eso deberá conseguir una victoria en el clásico caliente frente al Merengue.
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