Adama Traoré Diarra es la nueva cara por la que apuesta el Barcelona para recorrer lo que queda de una temporada en la que buscará recomponer su situación en la liga española (está a 15 puntos de distancia del líder Real Madrid) y llegar lo más lejos posible en la Europa League (disputará los 16avos de final frente al Napoli). En sus espaldas, el extremo español de ascendencia maliense carga con una fuerte historia de vida. Desde el plano futbolístico, no hay que perder de vista que se formó en La Masía, emigró a Inglaterra en busca de oportunidades y en medio sufrió una transformación física impactante. Los secretos detrás del flamante refuerzo del Barça son varios.
En los años 80, los padres de Traoré se habían mudado a Barcelona con la ilusión de un futuro mejor para sus tres hijos. A Adama lo embelesó el fútbol al igual que a su hermano mayor, Mohamady. Ambos corrían detrás de un balón en cada rato libre. A los 8 años fue captado por los ojeadores del Barça, al mismo tiempo que Moha (hizo carrera en el ascenso español y actualmente milita en el Cornella, de la tercera división) fichó para el Espanyol. La vida de una familia de clase media trabajadora de orígenes africanos no fue para nada sencilla en el municipio de Hospitalet, donde los pequeños vieron de cerca los vicios y malos hábitos.
“Muchas veces me tentaron para sumarme a una banda. A mí, a mi hermano, a un amigo dominicano, a todos. En ese momento pertenecer a una banda era algo popular. Pero nosotros teníamos diferente mentalidad, queríamos ser futbolistas, no queríamos estar en ninguna banda, en ningún tipo de peleas. Y se veían peleas casi cada día”, contó Adama hace algún tiempo en el diario Sport. Y confesó: “Estuve en peleas y vi muchas. En el colegio en el que estaba había bandas. Y se peleaban entre ellas constantemente. Vi peleas con pistolas, bates, cuchillos, botellas, de todo”.
La disciplina inculcada por sus padres fue el pilar fundamental para que su enfoque estuviera en la escuela y el fútbol, donde comenzó a despuntar: “Con mis amigos y mi hermano solíamos jugar un torneo contra todos, 5 versus 5. La gente nos conocía, porque yo jugaba en el Barcelona y mi hermano jugaba en el Espanyol. Ganábamos la mayoría de nuestros partidos y decían: ‘Hay dos hermanos, uno jugando en el Barcelona y otro en Espanyol. Tienen un equipo de amigos y son muy buenos’, así que venía gente de todas partes de la ciudad y solían desafiarnos. Yo tenía 14 ó 15 años en ese momento y solía jugar contra chicos de 17 y 18”.
Su imponente condición física hizo que lo promovieran rápidamente a categorías mayores, ya que podía lidiar con niños de mayor contextura, potencia y velocidad. No por nada lo llamaron Usain Bolt cuando recién estaba dando sus primeros pasos con los colores blaugranas...
Fue una obra del destino que justamente Xavi Hernández, ídolo del Barça, haya sido quien lo tuteló junto a un grupo de jóvenes cuando todavía se desempeñaba como futbolista y daba muestras de su futura faceta como entrenador. Las imágenes del ex mediocampista instruyendo al niño Traoré y sus compañeros de equipo fueron difundidas por la institución, así como también una entrevista y videos con los mejores goles y jugadas de la nueva estrella en las divisiones inferiores.
Fue Eusebio Sacristán el que lo promovió al Barcelona B, pero Gerardo Tata Martino el que lo hizo debutar en el año 2013. Con apenas 17 años (fue el noveno futbolista más joven de la historia del club en estrenarse), ingresó por el brasileño Neymar en un encuentro por la liga doméstica que terminó con goleada 3-0 a favor del Barça ante el Granada. Luego de un par de temporadas conviviendo con las estrellas culés, decidió mudarse a Inglaterra para hallar más minutos y protagonismo. Lo cierto es que a esa altura ya había empezado a transitar una transformación física impactante.
De la mano de Oscar Martínez, CEO y fundador de un centro deportivo de alto rendimiento de Barcelona llamado Global Performance, el veloz futbolista empezó a ganar masa muscular sin perder su explosión y velocidad. Tras ser convocado por la selección española, a la que eligió por haberse criado en ese suelo pese a haber agradecido la convocatoria de Mali, el extremo de 1,78 contó algunos secretos de sus sesiones de entrenamiento.
“Mi trabajo de gimnasio lo guía el preparador personal que me lleva. Pero no hago pesas. Mi genética es así y hace que mi musculatura crezca muy rápido. Hago otros ejercicios. Cada persona tiene que adaptarse lo que le va mejor a él. Yo hago bastante core, abdominales excéntricos, poleas... El secreto está en conocer tu cuerpo y adaptar el entrenamiento a tus condiciones físicas”, le dijo al diario As.
La base de su desarrollo se dividió en tres factores: entrenamiento, descanso y alimentación. Pero existen otras claves para superarse como atleta: “Mi rutina de trabajo comienza con un calentamiento para preparar la musculatura antes de un entrenamiento intenso. Hago ejercicios no sólo para potenciar, sino también para prevenir lesiones, que es lo que más teme cualquier deportista”.
“Es un equilibrio de todo (entrenamiento, alimentación y descanso). Mi cambio físico, la evolución, también ha sido por necesidad. Con 15 años tuve problemas en las rodillas, con una tendinitis que no me dejaba hacer mi juego ni explotar mi velocidad. También una pubalgia incómoda. Ahí comencé a fortalecer en el gimnasio. Era muy explosivo y necesitaba hacer un trabajo más específico para evitar lesiones”, fue la confesión que hizo el hombre que vistió las camisetas de Aston Villa, Middlesbrough y Wolverhampton en territorio británico.
A la hora de sentarse a la mesa, busca variedad de platos siempre que sean sanos, nutritivos y equilibrados, aprobados por las indicaciones de su nutricionista: “Puedo comer un poco de paella o un plato típico de Mali con salsa de cacahuates y arroz integral. Como todos los deportistas, consumo mucho pasta italiana. ¡Todo lo hace mi madre, que es la mejor cocinera del mundo!”. La hidratación es vital antes, durante y después de los compromisos: “El agua, aunque yo en los partidos no bebo mucha, es vital. Mantener el nivel de agua en el cuerpo es fundamental”.
En diálogo con el Daily Mail, Traoré reconoció que apeló al esparcimiento del aceite de bebé en sus extremidades para evitar que sus adversarios pudieran tomarlo cuando ensayaba algún sprint: “El cuerpo técnico tuvo una idea muy inteligente porque sabía que estaba teniendo problemas con mi hombro. Los oponentes me agarraban del brazo para que no me moviera, tiraban de mi hombro. Si pones el aceite, es imposible que me agarren, especialmente si yo también me muevo. Al principio fue muy divertido porque muchos jugadores me agarraban del brazo y no podían atraparme. Se preguntaban ‘¿qué pasa?’. Todo el mundo lo sabe ahora, pero no importa. Es importante para mí porque los jugadores tienen que usar otra táctica. Ahora que tengo el aceite en el brazo, ¡puedo escaparme!”.
Pasó más de un lustro de su despedida del club, pero hoy retornó a su tierra prometida y ya lució el dorsal 11 en su presentación oficial: “He estado 7 años fuera de casa y estoy muy contento de volver aquí, a casa. Haré todo lo posible y daré todo de mí para que los culers y todos los que estan aquí estén contentos conmigo. Espero demostrar todo mi talento el domingo en el terreno de juego”. Su primer examen será nada menos que frente al Atlético Madrid en el Camp Nou.
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