Los usuarios están expectantes, nadie quiere perderse el documental que se estrenará éste jueves a través de la plataforma digital de Netflix sobre las intimidades de la vida de Georgina Rodríguez, pareja de Cristiano Ronaldo desde el 2016.
La serie Soy Georgina mostrará varias facetas de la empresaria, entre ellas la familiar junto al astro portugués. Es allí donde se espera que se centren las anécdotas más impresionantes. Por ejemplo, cómo pasó “de no tener nada a tenerlo todo”.
Además, también tendrá un gran espacio para hablar de los hijos que comparte con el futbolista y los lujos de ser la novia de uno de los deportistas más ricos del mundo.
Cristiano y Georgina se conocieron durante la etapa en la que el portugués defendía los colores del Real Madrid. Sin embargo, cuando decidió continuar con su carrera en la Juventus, ambos se mudaron a una mansión en Turín valuada en 6,5 millones de dólares.
Fue en esa residencia, y antes de que se concretara el fichaje del luso por el Manchester United, desde donde la modelo y empresaria contó algunos detalles de su relación.
“Me encanta vivir en Turín. Todo está cerca. Si queremos nieve, vamos a la nieve. Si queremos un día más cosmopolita, nos vamos a Milán. Si queremos mar, vamos a Mónaco. Quedarse en Turín depende de muchas cosas, pero sobre todo de Cris”, contaba sobre los cuatro años que pasaron en Italia.
La vida de Georgina dio un giro total cuando se transformó en pareja de Ronaldo. Aquella empleada de un local pasó a vivir en enormes y lujosas mansiones. Uno de los relatos más divertidos sobre este vuelco llegó sobre las dificultades que tuvo para ubicarse en un comienzo: “La primera vez que fui a casa de Cristiano me perdía cada vez que iba a la cocina por agua. A veces tardaba media hora en volver del salón porque no conocía el camino. Era muy grande”. En declaraciones que replicó la agencia Efe, ella explicó: “Estaba acostumbrada a vivir en departamentos pequeños. Tardé medio año para ubicarme en su casa”.
“De camino al trabajo llegaba en autobús y Ronaldo me buscaba en un Bugatti de 2 millones de dólares. Pasé de vender artículos de lujo a lucirlos en la alfombra roja. Tengo millones de seguidores y soy la mujer del hombre más seguido del mundo”, explicó Georgina.
Dejando de lado los lujos, la modelo argentina afirmó que son como “cualquier otra familia”. “Desayunamos juntos, Cris se va a entrenar, yo me preparo lo que haga falta. Si tengo que ocuparme de la casa, lo hago, o de unas vacaciones, de un viaje, de un proyecto profesional futuro, de mis hijos. Para mí, mi casa es mi templo, un lugar para descansar, allí tengo la paz que necesito. Me siento en familia, me valoran, me miman y me quieren”.
“Estoy agradecida por tener la libertad de no tener que levantarme a las 7 de la mañana y llegar a casa a las 9 de la noche como muchas madres. Tengo los medios económicos para poder quedarme en casa. Soy consciente de que tengo la oportunidad de cuidar yo misma de mis hijos. Lo son todo para mí”, agregó sobre el día a día que vivía en Turín y seguramente también ahora en Manchester.
“Cuando era pequeña, soñaba con tener una familia maravillosa, con construir un hogar. Soñaba con un príncipe azul a mi lado. Y ahora tengo uno, con unos hijos maravillosos que me dan mucho amor. Y sí, puedo decir que los sueños se hacen realidad”, sentenció Georgina, además de considerarse “una mujer afortunada” por saber “lo que es no tener nada y lo que es tenerlo todo”.
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