El astro brasileño Neymar celebró el cumpleaños de su hijo Davi Lucca da Silva Santos y en sus redes sociales reflejó el momento en el que compartió el evento con dos invitados especiales: Thiago y Mateo Messi.
“Dios te bendiga hijo mío, papi te quiere mucho ¡Felicidades!”, escribió el delantero del PSG junto a las fotos del agasajado. En las imágenes se puede observar que la jornada fue a pura diversión. Un toro mecánico, disfraces, pinturas y abundantes platos deliciosos marcaron el cumple del chico que sopló las 10 velitas.
Naturalmente, el encuentro se produjo en París y los hijos de la leyenda con pasado en el Barcelona pudieron estar presentes por la nueva aventura que afrontará el mejor jugador del mundo en el equipo de la capital francesa.
La amistad entre Neymar y Messi nació durante los días del brasileño en el Blaugrana. La figura internacional había llegado al Culé proveniente del Santos en 2013 y de inmediato se estableció un vínculo sólido que continuó a lo largo del tiempo.
En algún momento, el crack de Brasil dio detalles sobre los primeros contactos que mantuvo con La Pulga. “Recuerdo que Messi me vio que estaba medio llorando porque no había hecho un buen primer tiempo. Él notó que estaba triste y empezó a hablar conmigo: Tienes que ser tú. Juega tu fútbol y no te dejes intimidar, me dijo”, reveló el goleador sobre el momento en que se gestó una relación que se reflejó durante la época dorada del Barcelona en el Camp Nou.
“Quieras o no, jugar con tantas estrellas te retrae. Te da como un poco de vergüenza”, confesó el atacante del PSG y agregó: “Después de hablar con él me comencé a soltar, a mostrar mi fútbol y a tener confianza. Fue cuando me relajé, encontré la felicidad y comenzó una amistad muy grande”.
Primero hubo una comunión futbolística. Eso que en ningún momento consiguió Zlatan Ibrahimovic, Neymar lo logró de inmediato. Él y Messi hablaron un mismo idioma en la cancha. El del buen juego, la magia, lo sorprendente combinado con la eficacia. La búsqueda por la victoria permanente. En el medio, se hicieron amigos.
Pero si la amistad es un presupuesto anímico, que tiene que ver con los sentimientos, que nace de la identificación y de algo inefable, en este caso se podría afirmar que el inicio fue una operación intelectual; tuvo voluntad y raciocinio. Neymar supo que sin una buena relación con Messi, su vida en el Barcelona sería muy complicada. Messi entendió que ese diablo brasilero por la punta izquierda sólo podía potenciar al equipo, ayudarlo a ganar. Supo que aprovecharía cada asistencia que le diera, y que a él también le haría hacer muchos goles y que tirarían un millón de paredes. Después, cuando la pelota empezó a rodar, la fascinación de la maravilla. La posibilidad cotidiana de lograr lo imposible. Entendieron, comprobaron que juntos se divertían más (los chicos sólo quieren divertirse). Ese divertimento, después, lo trasladaron fuera de la cancha. Y también a sus respectivas familias.
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