Argentina, año 1976. Meses después de que la Junta Militar compuesta por Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti derrocara al Gobierno de María Estela Martínez de Perón, la familia Cendagorta, oriunda de La Plata, decide exiliarse en España. Federico, de 6 años, se sube a un barco junto con sus padres y tres hermanos. Inicia una aventura que lo cambiaría para siempre y echaría raíces en Barcelona. Niñez, adolescencia y madurez, todo en suelo catalán. Ya no volvió a Argentina y construyó su historia del otro lado del Atlántico.
En otro rincón del mundo, más precisamente en Japón, Kaori Takahashi toma coraje y decide mudarse al Reino Unido para estudiar inglés. Allí se puso en pareja con un español con el que se trasladó a Cataluña de forma indefinida. Tras romper su relación, el destino la cruzó con Federico Cendagorta, que tenía dos hijos y también se había separado. Fruto de su amor, el 17 de agosto de 2005 nació Niko Takahashi Cendagorta, una de las grandes promesas que hoy tiene el Barcelona en su cantera y que es pretendido por las selecciones de España, Argentina y Japón.
Niko se atrevió a compartir su historia por primera vez con un medio argentino. Ya participó de algún zoom con otros jugadores y entrenadores de Buenos Aires y hasta fue grabado hace un par de años por la televisión japonesa, pero con Infobae relató su vida como nunca antes y compartió sus deseos de triunfar en el fútbol. La promesa de 15 años empezó a “chutar” balones desde que tenía apenas 10 u 11 meses y sintió un flechazo definitivo con la pelota a los 4 años, cuando se sumó al equipo de fútbol sala del pueblo La Floresta, en San Cugat, en el que jugaba un amigo de la guardería. Su madre lo llevó, y con completa naturalidad se metió en el pabellón a patear el balón.
Luego de haber dado sus primeros pasos en el fútbol indoor, fue el momento de saltar al césped. Estuvo un año en una peña blaugrana del Barcelona hasta que lo fichó el San Cugat, equipo de la región en el que militó dos años. Sus condiciones llamaron poderosamente la atención del Girona y del Cornellá, por el que se inclinó por una cuestión de cercanía. Bastó que exhibiera su dinámica y exquisita zurda en una sola temporada para recibir un nuevo telefonazo del Girona, pero también del Espanyol y del Barcelona, equipo del que es fanático desde que empezó a mamar fútbol: “Recuerdo que un día fuimos a un restaurante a cenar con mis padres y me dijeron que habían llamado esos equipos. Yo no me lo pensé dos veces. Es que el Barça es al que sigo desde pequeño”.
Así, Niko pasó de acudir al Camp Nou como aficionado a tener un ingreso libre por ser futbolista de las juveniles de la institución: “Estar en un club como el Barcelona es un privilegio y un sueño. Pero no me conformo con eso, quiero ir por más, quiero alargar ese sueño. Las instalaciones son muy buenas, el centro médico, el staff, todo lo que hay ahí. Un club tan grande ha de tener las mejores instalaciones, y así es”. El joven catalán divide su día entre la escuela, las clases particulares (en el club le exigen que tenga todas las materias aprobadas) y el entrenamiento, que lo lleva a estar activo desde las 6:30 de la mañana hasta las 21:15, cuando vuelve a su casa en un taxi que le provee el club. Además, complementa las prácticas de fútbol con horas en un gimnasio de cadena en su barrio.
Vive una semana con su papá, que en Argentina es hincha de Gimnasia La Plata, y otra semana en casa de su mamá. Federico trabaja en la construcción y no se pierde ninguno de los partidos de Niko siempre que los horarios de trabajo se lo permitan; Kaori, que tiene una tienda en Barcelona, va solamente de local porque le teme un poco a la velocidad de los autos en la carretera. Al margen de su familia, el talentoso zurdito culé tiene siempre a su amigo y confidente Adriá Piñas a su lado. Ese es el que, según dice, lo acompañará aunque gane o pierda.
Niko Takahashi Cendagorta acaba de consagrarse campeón en la categoría Cadetes A, y el año próximo pasará a Juveniles (si es que no es promovido antes de 2022, como sucedió con dos compañeros del año 2005 como él). La proyección habitual indica que después de tres años en las Juveniles es el turno de dar el salto al equipo Filial, que sería la Reserva de un plantel profesional en Argentina. La pandemia del coronavirus privó a los chicos del Barcelona de competir a nivel internacional este año (se les cancelaron muchos viajes, entre ellos, uno a Dubái) aunque Niko llegó a disfrutar de varias experiencias y roce con equipos de la talla del Ajax, Schalke, Bayern Múnich y Borussia Dortmund. Ganaron torneos en Rusia, Alemania y Bielorrusia. A nivel local se midieron esporádicamente con Real y Atlético Madrid, ya que hasta ahora la competencia de su categoría los enfrenta con los rivales de la región catalana.
De la frustrada convocatoria en Japón a jugar en el sub-16 de España
Fue en 2020 cuando emisarios japoneses le echaron el ojo y lo llamaron para participar de una gira del combinado nacional asiático en Murcia. Allí competirían en un cuadrangular con las selecciones de España, Brasil e Inglaterra. Sin embargo, el confinamiento por el COVID-19 trastocó el plan de lucir la insignia oriental.
En mayo pasado, el entrenador David Gordo lo convocó por primera vez a la selección española junto a sus compañeros de Barcelona Aarón Alonso, Sergi Domínguez, Iker Bravo y Jorge Javier Espinal, para un microciclo de trabajo que se llevó a cabo en Marbella: “El seleccionador había hablado conmigo pero no esperaba quedar. Es un privilegio, una suerte poder estar ahí. Lo disfruté mucho”. Ahora está a la expectativa de la próxima convocatoria de cara a un torneo en el que España competirá con México, Alemania y Francia en agosto.
Sus lazos con Argentina
Otro de los asuntos que a Niko le quedó pendiente fue viajar a Sudamérica para conocer parte de sus raíces. A Japón fue casi todos los años con su madre, con la excepción de los últimos dos (por cuestiones pandémicas). Conoce a muchos tíos argentinos que fueron a España de visita en algún momento, pero está expectante por volar pronto al lugar donde nació su progenitor.
¿Cuánto conoce de las costumbres argentinas? Reconoce el mate porque su padre lo consume mucho y hasta a él mismo le gusta la infusión criolla de la que no abusa porque sufre de piel atópica y su ingesta puede traerle inconvenientes. Eso sí, tiene debilidad por el dulce de leche (dice que “es una bomba”), por los alfajores que no sean de chocolate y por la bananita dolca. En el rubro salados se inclina por los asados, las empanadas y el chimichurri.
Si le preguntan cuántos equipos conoce del fútbol argentino menciona a Boca, River y Newell’s, por Messi. Además nombra a La Plata (haciendo referencia al Lobo, por la simpatía de su papá con Gimnasia), y afirma que si conecta la PlayStation y ve los escudos, puede enumerar muchos más. Ojo, a los videojuegos juega cada vez menos, más que nada cuando recibe a algunos amigos, ya que pese a su corta edad ya tiene mentalidad de profesional. De hecho por sus cualidades futbolísticas y disciplina es que la firma Adidas ya firmó un contrato de patrocinio con él.
“Siempre que puedo salgo con amigos, aunque me da bastante pereza. Prefiero quedarme en casa o ir al gimnasio. De mis amigos el mejor es Adriá, sé que va a estar si me va bien o mal. Viene a todos mis partidos, no falla nunca”, contó. A la hora de comer, también toma recaudos: se asesora con la nutricionista del club, que es opcional, y recogió algunas pautas que le facilitaron en su excursión con la selección española. “Intento comer equilibrado, es verdad que hay días en los que no tengo partido y puedo comer asado, pizza o lo que sea, pero antes de los partidos siempre es pasta, pescado o fruta”, aclaró.
De ídolo tiene a Lionel Messi, que debutó un año antes de que él naciera. Pero a la hora de señalar un referente en su posición se queda con Jordi Alba: “En fútbol sala jugué de todo, en césped me pusieron de central, y en el Sancu (San Cugat) jugué de lateral. Algunos partidos fui como extremo, pero normalmente soy lateral”. Ya se cruzó con Messi y con Alba en la Ciudad Deportiva Joan Gamper y lógicamente les pidió una foto. Ahora confía en que el capitán argentino renueve su contrato y espera tomarse una selfie con el Kun Agüero, uno de los flamantes refuerzos del equipo de Ronald Koeman.
Fue después de un partido entre el Cadete A del Barcelona y Girona, hace aproximadamente un mes, cuando un emisario de la selección argentina se acercó para saludarlo y preguntarle si le gustaría sumarse a las filas albicelestes. Niko, entre sorprendido y motivado, lo derivó con su padre y su representante, José Pepe Serer, un ex jugador del Athletic Bilbao, Barça y Valencia, entre otros. “Es un chico y está en un gran momento, no me aventuro a decir dónde va a jugar. Argentina es muy grande, pero lo va a tener que decidir él”, aseguró su papá.
La joyita catalana con sangre argento-japonesa también aportó su reflexión respecto a su elegibilidad en tres seleccionados de distintos continentes, y no le cerró la puerta a ninguno: “Me gustaría jugar con las tres selecciones. Probar y mirar un poco. Ya probé la española. Me gustaría hacerlo con las otras para elegir dónde me siento más cómodo. Tampoco quiero estar cambiando siempre, pero sí me gustaría probar y, donde crea que estoy mejor, pues quedarme. Ya que tengo la suerte de tener la triple nacionalidad, la quiero aprovechar”.
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