Italia se clasificó a la final de la Eurocopa luego de vencer en el clásico a España por 4 a 2 en la definición con tiros desde el punto del penal, tras la igualdad 1 a 1 que se estableció en los 120 minutos disputados en el mítico estadio de Wembley.
En la capital británica Federico Chiesa abrió la cuenta para la Azzurra a los 15 minutos del segundo tiempo y Álvaro Morata selló el empate a falta de 10 para el final. Sin embargo, el desenlace pudo ser otro por una polémica acción que involucró a Giorgio Chiellini, cuando el espectáculo estaba a punto de terminar.
Todo hubiera cambiado si el alemán Felix Brych no hubiese interpretado como casual una clara mano del central italiano en el minuto 90. La señal del árbitro fue clara a pesar de los constantes reclamos de los jugadores liderados por Luis Enrique. Tampoco intervino el VAR, porque la infracción nunca existió. Si bien la pelota impactó contra el brazo del experimentado central, Chiellini tenía su mano apoyada en el campo de juego y nunca tuvo intención de desviar el esférico.
En las reglas actuales se eliminó la referencia que aplicaba para las manos que estaban apoyada en el suelo, dado que dicha acción es considerada como una posición natural y por tanto no deben ser sancionadas. De este modo, el boleto a la final debió resolverse desde los doce pasos.
En los penales fallaron los dos mejores jugadores de España en el encuentro: Dani Olmo, que tiró desviado por arriba del travesaño, y el propio Morata, cuyo remate fue atajado por Gianluigi Donnarumma.
Italia definirá el certamen ante el ganador del choque que animarán Inglaterra y Dinamarca, que se enfrentarán en el mismo escenario. Para los conducidos por Mancini fue el segundo encuentro con prórroga (2-1 a Austria en octavos) y el primero que define por penales. Para los de Luis Enrique, en tanto, fue el tercero consecutivo con tiempo extra (Croacia en octavos y Suiza en cuartos) y el segundo seguido en el que debe resolver el resultado desde los 12 pasos.
La Furia fue superior en la primera etapa, y si no llegó al descanso con ventaja fue por su ineficacia en el ataque para terminar, al menos, tres buenas ocasiones de gol. La primera fue un pase filtrado de Pedri que Oyarzábal, a espaldas de los centrales, no pudo controlar cuando quedaba mano a mano con Donnarumma; la segunda, un remate de Torres apenas desviado; y la tercera, un tiro de Dani Olmo tras capturar una pelota en el área que el arquero italiano despejó con autoridad.
Recién pasados los 30 minutos Italia logró salir de la presión que le propuso el rival y emparejar el partido: allí generó una buena ocasión para abrir el resultado, un pase de Insigne dentro del área, por izquierda, para Emerson, cuyo remate rozó el travesaño. Pero los de Roberto Mancini extrañaron mucho a Spinazzola, que le daba salida permanente (se rompió el tendón de Aquiles en la victoria sobre Bélgica); y les costó mucho el primer pase porque España trabajó bien sobre la salida de Jorginho.
A los 15 minutos del complemento desniveló Italia con su fórmula histórica: aguantó un ataque español, salió rápido de contra desde las manos de Donnarumma y Chiesa, por la derecha dentro del área y después de aprovechar un corte de Laporte ante Immobile, sacó un tiro exacto al segundo palo para poner el 1 a 0. Salvo una llegada de Oyarzábal que no alcanzó a cabecear solo frente al arquero, la Azzurra parecía tener el partido bajo control y creó algunas aproximaciones bien resueltas por Unai Simón. Pero cuando faltaban poco más de diez minutos, Morata armó una pared sensacional con Olmo, entró el área entre los defensores italianos y puso el 1 a 1.
Los de Luis Enrique quisieron evitar los penales desde que se reinició el choque en la capital inglesa. Mediante la potencia de Morata y el entusiasmo de Gerard Moreno, el tricampeón europeo arrinconó a la Azzurra contra el arco de Donnarumma, pero el sacrificio de la última línea italiana llevó a que en los primeros 15 suplementarios el empate se mantuviera en el marcador.
En el final, el grito de gol de Domenico Berardi que fue ahogado por una clara posición adelantada elevó la carga emotiva del espectáculo. En la semifinal de la Euro no hubo Catenaccio ni Fútbol Total. Las nuevas generaciones disputaron un partido táctico que se resolvió por penales.
Desde los doce pasos Donnarumma se transformó en el héroe de la jornada. Si bien Manuel Locatelli comenzó la definición con su desperfecto disparo que atajó Unai Simón, Dani Olmo envió su remate por encima del travesaño y reanudó las esperanzas italianas.
Los goles de Andrea Belotti, Gerard Moreno, Leonardo Bonucci, Thiago Alcantara y Federico Bernardeschi le dieron continuidad al duelo que se resolvió por la ejecución de Álvaro Morata. Justamente, el hombre que había marcado el empate y soñaba con una reivindicación después de tantas críticas, falló con un débil remate que se diluyó en los guantes del arquero. Luego fue el tiempo de Jorginho, quien demostró una clase de categoría para cerrar la clasificación a la final. Con el recuerdo de la gloria de 1968 ante Yugoslavia y las dos desilusiones contra Francia (2000) y España (2012), la Nazionale buscará alzar su segundo título continental. Y para ello deberá vencer a Inglaterra o Dinamarca.
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