En 2015 el nombre de Edouard Mendy estaba registrado en las oficinas de desempleo de Le Havre (Francia). El arquero había sido despedido del Cherbourg (equipo de la Tercera División de su país) y por su cabeza sólo pasaba un pensamiento: el posible retiro. Seis años más tarde, y con una lesión en las costillas que puso en duda su presencia en Portugal, fue uno de los protagonistas del Chelsea que se quedó con Champions League frente al poderoso Manchester City de Guardiola.
El arquero senegalés, quien mantuvo su valla invicta durante 24 partidos esta temporada y relegó al banco al español Kepa Arrizabalaga, estuvo bajo los tres palos en Oporto y cumplió el sueño que gestó desde su infancia. Fue el punto álgido de una carrera plagada de obstáculos y forjada a base del sacrificio.
Mendy nació cerca de Le Havre y a los 10 años ya deslumbraba en el equipo de su barrio. Sus condiciones llamaron la atención del Le Havre Athletic Club, donde desarrolló su formación. “Tenía una cierta destreza, explosividad, una morfología que le permitía tener una cierta presencia, pero también una actitud, aunque es un chico discreto”, recordó Michel Courel, entrenador de arqueros de las canteras del Le Havre. “Era muy aplicado y muy serio, era un chico con mucha motivación”, agregó.
A los 19 años firmó con el Cherbourg, de la tercera división francesa, y pronto suscitó las alabanzas en torno a él. Pero tres años después el club descendió a cuarta categoría y Mendy optó por dar por finalizada esa etapa. Diferentes representantes le prometieron pruebas en clubes de la Ligue 1 o en el extranjero, pero ninguna de esas promesas cristalizó.
Para el otoño del 2014, Mendy tenía 22 años, estudios de comercial y muchos sueños rotos. Pero volvió a entrenarse con las juveniles del Le Havre. “Es un gran trabajador, lo primero que pensó fue en trabajar, en estar preparado”, contó Courel.
Pero los meses pasaban y su situación no cambiaba. A menudo pensó en dejarlo todo. Aconsejado por su madre, se apuntó a las oficinas de empleo. Nueve meses después, el Marsella le propuso una prueba, y en verano de 2015 le ofreció ser el tercer arquero de su plantel profesional. Llegó a jugar ocho partidos con la filial aquella temporada, en la que demostró un progreso notable.
“Es un gran competidor, un gran trabajador”, explicó Stéphane Cassard, en aquel entonces entrenador de arqueros del club. “Tiene una gran envergadura, ocupa mucho espacio bajo los palos”.
En la primavera de 2016, su nombre llegó a oídos de Jean-Pierre Caillot, presidente del Reims, entonces en la Ligue 2, que buscaba un arquero suplente. “Le dije: Fíchalo como Número 2, pero será tu Número 1”, aseguró Gérard Gohel.
Con 24 años, Edouard Mendy firmó al fin su primer contrato profesional. Un año después se convirtió en titular y ascendió a la Ligue 1 con el Reims. En 2019 llegó al Rennes y en agosto de 2020 fue traspasado al Chelsea por más de 24 millones de euros (unos 29 millones de dólares), un récord para un arquero de la liga francesa.
Un regalo caído del cielo para todos sus antiguos clubes, que se repartieron un 5% del traspaso como indemnización por formación, y que observaron cómo uno de sus antiguos componentes levantó la Orejona en Portugal.
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