Cualquier apasionado por el fútbol, concretamente quienes disfrutan del juego y sus matices, quisiera haber visto con sus propios ojos lo que ocurrió aquella noche en el Schumann’s Bar, en el centro de Múnich. En una de las mesas, los saleros, pimenteros y copas de vino emulaban ser mediocentros, laterales y falsos 9. “Fue como ver a dos grandes maestros del ajedrez, Fischer vs. Spassky, enfrascados en una batalla de ingenio. O Cicerón y Sócrates, discutiendo la filosofía del fútbol“, comentó Michael Reschke en The Athletic. Hace seis años, el director deportivo del Bayern Múnich fue uno de los espectadores de lujo de aquel encuentro entre Pep Guardiola y Thomas Tuchel, quienes este sábado tendrán una batalla táctica en la final de la Champions League.
No era la primera vez que Guardiola y Tuchel se veían, pero sí la primera ocasión en la que compartían conceptos. Se habían enfrentado en dos oportunidades en la temporada 2013/14, la primera del DT catalán en la Bundesliga. Ambos fueron victorias del conjunto bávaro (4-1 y 2-0), aunque Guardiola quedó sorprendido por la sapiencia de su colega del Mainz 05. En el primer choque, en el Allianz Arena, Tuchel se fue ganando al entretiempo jugando con un sistema flexible: 5-4-1 en defensa, aunque no tan replegado, y 3-4-3 en ataque. Obligó a Guardiola a corregir su plan. Y cinco meses después, el Mainz le sostuvo el 0-0 al Bayern hasta el minuto 82.
Cuando Reschke le dijo a Guardiola que iba a tomar unas copas con Tuchel, quien atravesaba un año sabático después de una primera experiencia de cinco temporadas en el Mainz, el estratega que ya había logrado 14 títulos en el Barça y otros cuatro con el Bayern no dudó en unirse a ellos.
“Hablaban de movimientos y cambios tácticos de juegos que sucedieron hace años. Movían pimenteros y copas de vino la mayor parte del tiempo, reproducían partidos enteros en sus cabezas. No podía creer que recordaran el más mínimo detalle. Hablaban en una mezcla de alemán e inglés y no usaban ningún término científico, pero a veces era difícil seguirles el ritmo. Podían recordar docenas y docenas de situaciones específicas de hace siglos y hablar sobre cómo las cosas podrían haber salido de manera diferente si hubiera habido algún cambio. Se trataba de acciones y reacciones. Estaban tan absortos en sus discusiones que otras personas en el bar e incluso los camareros no se atrevieron a acercarse a ellos. Estuvieron en una burbuja durante casi cuatro horas“, relató Reschke a The Athletic, donde reconoció que Guardiola le sugirió que pensara en Tuchel como su sucesor.
Hubo un segundo encuentro al que se sumó Peter Hermann, un entrenador que trabajó como asistente de Jupp Heynckes en el Bayern Múnich que ganó el Triplete antes de que llegara Guardiola, quien quedó asombrado por el nivel de conocimiento de estos jóvenes entrenadores que volvieron a enfrentarse en la Bundesliga cuando Thomas Tuchel fue contratado por el Borussia Dortmund. Se vieron las caras tres veces más en territorio alemán: 5-1 ganó el Bayern en Múnich, donde Pep dio un golpe de timón a último momento para desconcertar a su rival, después igualaron 0-0 en Dortmund, y los bávaros se impusieron por penales en la final de la Copa Alemana 2015/16 que terminó sin goles.
Una vez que Pep emigró a Inglaterra, volvió a cruzarse con Tuchel en un amistoso de verano entre el Manchester City y el Borussia Dortmund correspondiente a la International Champions Cup, que finalizó con un empate 1-1 en China. Era el tercer empate consecutivo entre ambos, ya existía un emparejamiento muy atractivo en sus pizarras.
El técnico alemán fue campeón de la DFB-Pokal con el BVB y tuvo otro año sabático hasta que fue contratado por el Paris Saint Germain, con el que jugó la última final de la Champions League. Durante su estadía en Francia nunca se enfrentó con un Guardiola que rompió varios récords a nivel doméstico en la Premier League e hizo del Manchester City uno de los mejores equipos del mundo. Aunque desde que Tuchel desembarcó en el fútbol inglés, los Citizens no han podido derrotar a su Chelsea.
Lo que Thomas Tuchel logró en Stamford Bridge fue imponer su filosofía de juego y su modelo por encima de cualquier futbolista, algo para nada sencillo en un club que había desembolsado poco más de USD 300 millones en figuras como Hakim Ziyech, Timo Werner, Ben Chilwell, Kai Havertz y Édouard Mendy, entre otras contrataciones. Construyó un sistema que va por encima de los nombres y aprovechó la calidad de su plantel para hacer rotaciones. Encontró los intérpretes para sus ideas y una dinámica positiva de resultados que lo llevaron a la final de la Champions League por segundo año consecutivo.
Tanto Tuchel como Guardiola han visto sus ideas beneficiadas por las grandes inversiones de los dueños de sus clubes. El Sheikh Mansour bin Zayed Al Nahyan y el empresario ruso Roman Abramovich les garantizan tener el talento necesario para el desarrollo de sus tácticas. Aunque el poder financiero no genera éxito inmediato en el césped, ambos magnates han dado en la tecla en la contratación de dos de los mejores entrenadores del mundo.
Tuchel se ha dado el lujo de vencer a Pep Guardiola en sus dos enfrentamientos en suelo inglés. Primero lo eliminó en semifinales de la FA Cup imponiéndose 1-0 en Wembley, lo que mató las esperanzas del Manchester City de lograr un póker de títulos histórico en el fútbol inglés. Y después lo venció en el Etihad Stadium, por la Fecha 35 de la Premier League, lo que pospuso la consagración liguera de los Citizens.
En la previa a ese último enfrentamiento, Pep Guardiola y Thomas Tuchel jugaron ya sabiendo que iban a enfrentarse este sábado en Porto para dirimir al campeón de Europa. Aunque eso no les impidió compartir una larga charla futbolística de aproximadamente 10 minutos al pie del campo de juego. Algo que quizás se repita antes de el duelo que presenciarán 16.500 aficionados en el Estádio do Dragão, tal como lo hicieron aquella noche entre copas de vino y pimenteros en un exclusivo bar de Múnich.
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