Mucho se habla de entrenadores como Pep Guardiola, José Mourinho, Zinedine Zidane o Jürgen Klopp. Últimamente también han interrumpido en la escena algunos otros técnicos alemanes de grandes capacidades, como Thomas Tuchel, Hansi Flick y Julian Nagalsmann, el niño prodigio entre los estrategas en Europa. Todos ellos han mostrado una gran variedad de matices en sus modelos de juego y un nivel de versatilidad táctica que difícilmente sea vea Antonio Conte. Este DT italiano no tiene el mismo prestigio mediático que sus colegas, quizá porque nunca logró llegar lejos en la UEFA Champions League y la mayoría de sus experiencias europeas han sido traumáticas, pero bien podría sentarse en la misma mesa que ellos. Su trayectoria lleva una década a puro éxito en las ligas más importantes del mundo. Se ha convertido en un especialista en competiciones nacionales y lo ha conseguido siempre con el mismo sistema de juego: 3-5-2. Nadie domina mejor que él la línea defensiva de tres centrales. Lo demostró con Juventus, también en Chelsea y ahora ha utilizado esa estructura para que el Inter vuelva a ser campeón de la Serie A.
Estuvo muy cerca la temporada pasada, donde acabó el torneo como escolta, a solamente un punto de la Juventus, que alzó su noveno título al hilo. Y esta campaña no ha fallado: en la Fecha 22 le arrebató la cima a su clásico rival, el AC Milán, y desde allí se ha sostenido en lo más alto de la tabla de posiciones hasta sellar la consagración con el empate del Atalanta ante Sassuolo de la jornada 34. Antonio Conte le ha dado un Scudetto al Inter después de más de una década y ha conseguido romper con la hegemonía de la Vecchia Signora en el Calcio, que empezó con justamente con él en la temporada 2011/12.
Pese a que tiene un guión muy definido, siempre logra que cada intérprete de su sistema aprenda con rapidez el papel que le toca cumplir. Su primer gran éxito como DT fue ascender al AS Bari a primera división en el 2009, aunque por aquellos años prefería las defensas con cuatro jugadores. Después tuvo una mala experiencia en el Atalanta y desembarcó en el Siena, donde ya había estado como ayudante de campo de Luigi De Canio. Fue allí donde implementó por primera vez el módulo de juego que todavía lo acompaña, con el que ascendió a este club a la Primera División de Italia y luego ganó tres Scudettos con una Juventus que venía terminar séptima bajo las órdenes de Luigi Delneri el curso anterior. Algo que también logró en la Premier League con el Chelsea FC, al que hizo campeón inglés tras un 10° puesto con Guus Hiddink.
Cuando desembarcó en el Inter de Milán, el cuadro neroazzurro había terminado 4° en la Serie A de la campaña anterior y no había logrado cruzar los dieciseisavos de final de la Europa League tras quedar eliminado en la fase de grupos de la Champions. A nivel dirigencial, la presidencia había caído en manos de Steven Zhang, el hijo veinteañero de Zhang Jindong, uno de los fundadores y mayor accionista del grupo empresario chino Suning Holdings Group, que adquirió el 70% de la entidad en 2016. Era un gran desafío para un Conte que desde el primer mercado de traspasos comenzó a sumar futbolistas acordes a su filosofía, como el uruguayo Diego Godín y jugadores a los que conocía por dirigir o enfrentar en la liga inglesa: Victor Moses, Romelu Lukaku, Ashley Young, Alexis Sánchez y Christian Eriksen. También a dos centrocampistas talentosos como Nicolò Barella y Stefano Sensi.
Desde los amistosos de la pretemporada, ya el Inter exhibía los lineamientos de su nuevo DT: defensa de tres hombres, carrileros por las bandas, tres mediocampistas y dos delanteros centralizados. Hubo un partido ante la Juventus en Nanjing (China) donde el equipo neroazurro ejecutó salidas desde atrás de alto riesgo, haciendo uso de la nueva regla de saques de meta y empleando de gran forma el “tercer hombre” para desactivar la presión rival. El arquero Samir Handanović se transformó en una pieza clave para la construcción, un factor que se profundizó al comenzar la competencia.
Antonio Conte consiguió rápidamente edificar un equipo dinámico, con Marcelo Brozovic como mediocentro posicional para facilitar la progresión y la dupla Lukaku-Lautaro Martínez como faros para sacar provecho de la verticalidad. Le dio agresividad para presionar hombre a hombre en casi todo el campo y los mecanismos para generar superioridades numéricas en distintos sectores, sobre todo en las bandas. En esa primera campaña estuvieron muy cerca del título local –terminaron con la valla menos vencida: 36 goles encajados en 38 jornadas– y el Sevilla FC de Julen Lopetegui les frustró el sueño en la final de la Europa League.
Para su segunda campaña sumó más refuerzos de calidad adaptables a su idea: carrileros como Achraf Hakimi y Aleksandar Kolarov, y un guerrero todoterreno como Arturo Vidal, a quien ya había dirigido en la Juve. Son jugadores bien formados y resultaron confiables para el desarrollo de su trabajo, futbolistas que han permitido sostener el dinamismo de su estructura que se basa en las permutas continuas. Y así logró profundizar su modelo de juego.
En fase ofensiva, generalmente, el Inter adopta una estructura de 3-3-4 a través de sus dos carrileros posicionándose a la altura de los delanteros. La profundidad y amplitud de los laterales es crucial, con y sin pelota. Es un equipo que progresa con el balón, basa su juego en la posesión y la generación de triángulos en todo el campo. Aunque cuando el equipo rival opta por una presión alta, tiene la posibilidad de apostar al juego directo con Romelu Lukaku y a transiciones ofensivas simples, que le permiten retener el balón en zonas de ataque y sumar más jugadores al último tercio de campo. Lukaku ha generado una muy buena sinergia con el argentino Lautaro Martínez. Han formado una temible pareja de ataque, que ha contribuido con 37 goles entre ambos la campaña pasada y llevan 36 en la presente Serie A. Ofrecen desmarques en direcciones opuestas, atraen a los defensas y generan espacios. Ambos juegan bien de espaldas, aunque es el artillero belga quien recibe más el balón al pie y el joven argentino aplica diagonales para recibir en zonas libres.
A nivel defensivo, no suele ejercer una presión eficaz en la salida de balón de sus oponentes, más bien adopta una actitud pasiva con un bloque medio que le ha permitido ser el equipo menos goleado del campeonato: hasta el momento ha recibido 29 tantos, cinco menos que la campaña pasada, con cuatro fechas por jugarse. Deja que sus rivales avancen hacia el mediocampo para recién allí tomar una postura más agresiva que le permita recuperar el balón y tener espacios para contraatacar. En ocasiones se ha replegado en un 5-3-2, nuevamente con los laterales como protagonistas, cayendo a la primera línea. Aunque solamente en partidos ante rivales de mucho peso y con el fin de orientar la circulación de balón del contrario hacia afuera para buscar centros laterales. Su dominio en el juego aéreo con los tres centrales, lo deja en una posición cómoda y segura.
Conte mantuvo todos sus principios de juego en un Inter que tuvo una temporada de menor a mayor. En sus primeras ocho presentaciones, solamente había ganado cuatro, perdiendo incluso el Derby della Madonnina ante un AC Milán que se adueñó rápidamente del liderazgo y estuvo invicto hasta la Fecha 16. Pero justamente, en aquella decimosexta jornada, el cuadro neroazzurro sufrió su última caída en el certamen. Tras esa derrota por 2-1 ante Sampdoria, los pupilos de Conte llevan 18 partidos sin perder puntos, con 14 victorias y solamente cuatro empates. Incluso tuvieron una racha de 11 triunfos consecutivos, entre ellos la victoria por 3-1 ante Lazio que les permitió escalar a la cima, en una fecha en la que perdieron AC Milán y Juventus.
Ese partido ante el equipo capitalino fue justo después de la eliminación sufrida ante la Juve en las semifinales de la Copa de Italia, en una temporada en la que el Inter quedó último en su grupo de la UEFA Champions League por detrás del Real Madrid, Borussia Mönchengladbach y Shakhtar Donetsk. Ni siquiera sumó los puntos necesarios para jugar la Europa League, como en su campaña anterior. Antonio Conte tiene un porcentaje de victorias del 35,2% en la máxima competición de clubes de Europa, donde nunca pudo superar los cuartos de final. Puede que su gran déficit como entrenador sean los partidos del plano internacional y sobre las fases de eliminación directa, pero es innegable que es una de las grandes mentes maestras del Viejo Continente.
Este Scudetto con el Inter es su octavo trofeo como DT, con cinco ligas y tres copas. Todavía está lejos de los 25 títulos que ganó Mourinho y mucho más aún de los 30 que posee Pep Guardiola. No está tan lejos de los 11 de Zidane ni de los nueve que cosechó hasta ahora Jürgen Klopp. Aunque, más allá de las consagraciones, no hay mejor premio para un entrenador que ver a sus jugadores potenciados por su estilo y que sus equipos lleven su sello.
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