Muchos se preguntan si será la última vez que verán a Lionel Messi alzar un título con la camiseta del Barcelona mientras su futuro es una auténtica incógnita. No importa la respuesta a ese cuestionamiento, pero sí hay una cosa clara: el capitán volvió a brillar en una final y sumó dos tantos para la goleada 4-0 ante el Athletic Bilbao. Como si eso no fuese suficiente, le puso la firma a una anotación brillante que comenzó desde la mitad de la cancha.
El argentino ya había tenido una colaboración vital para abrir el marcador con un pase en profundidad por el sector derecho para Frenkie de Jong a los 60 minutos, quien lanzó un centro rasante de primera y encontró en soledad a Antoine Griezmann para romper el cero y abrir la puerta a un vendaval de goles.
En 12 minutos, el Blaugrana anotó cuatro tantos de la definición y la Pulga firmó dos de ellos. Tras el grito de De Jong para el 2-0, Leo le puso su nombre a una jugada inolvidable. El tercer del combinado de Ronald Koeman seguramente se repetirá en cada compacto de fin de año. Comenzó la maniobra detrás de mitad de cancha recibiendo de espaldas y rebotando para la banda derecha con Sergiño Dest, quien se la devolvió.
Leo avanzó, mientras tres marcas intentaban detenerlo. Ya en tres cuartos, jugó una magnífica doble pared con De Jong y picó al vacío. Dentro del área, hizo un enganche corto hacia adentro que sacó de juego a Unai Núñez y definió con el pie abierto al palo más alejado de Unai Simón. Golazo.
Pero claro, eso no era suficiente para él. Demoró cuatro minutos en volver a celebrar con una jugada clásica. Alba combinó en el carril izquierdo con Griezmann y utilizó el espacio vacío para llegar hasta el fondo. Allí hizo la lógica: levantó la cabeza y miró hacia atrás para confirmar la irrupción de Messi en la puerta del área, quien le pegó de primera de zurda y colocó la pelota al lado del palo para sellar el 4-0.
Hasta que se rompió el cero en el marcador, el rosarino ya había sido la pieza clave en las pocas jugadas de riesgo de su equipo. Ya en el inicio del partido fue protagonista en la jugada que pudo haber abierto el duelo: Lionel picó dentro del área y recibió un estupendo pase pinchado de Sergio Busquets. Controló la pelota con el muslo y asistió a Frenkie de Jong que estaba desmarcado. Lamentablemente, la definición del holandés pegó en el palo derecho de Unai Simon. A los 10 del primer tiempo, filtró un interesante pase para Antoine Griezmann que luego de un intento de regate perdió la posesión del balón y le cayó al 10 del Barcelona, que no lo pudo aprovechar. En el arranque de la segunda mitad, volvió a arrancar activo habilitando a Sergiño Dest en una muy buena posición, quien asistió a Griezmann quien definió mal al cuerpo de Unai Simon.
Al fin y al cabo, su colaboración en el 35° título con la camiseta del Barcelona no hace más que ratificar su importante aporta a la historia grande del Blaugrana. Independientemente de lo que suceda en la definición de la Liga y más allá de lo que resuelva una vez que finalice su contrato en junio, Messi sigue estando a un alto nivel, algo que quedó claro en esta Copa del Rey.
Por otro lado, Lionel Messi rompió un impresionante récord de la competición junto a Sergio Busquets: los dos futbolistas del Barcelona disputaron su décima final de Copa del Rey superando a Piru Gainza y Bernd Schuster.
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