Desde su llegada a Salzburgo de Austria, Erling Haaland no paró de crecer tanto a nivel deportivo como físico. El noruego de 20 años se convirtió en uno de los futbolistas más determinantes del fútbol mundial y, producto de su buen presente en el Borussia Dortmund, está en la mira de los equipos más grandes de Europa.
Sin embargo, éste gigantesco delantero no siempre fue visto como una promesa. Sólo basta con irse un par de años hacia atrás para que uno de sus compañeros en el Molde asegurara que, “cuando llegó al club era un tipo pequeño… no era muy bueno que digamos, para ser sincero”.
Éstas palabras a la web especializada Get French Football News son del defensor noruego Ruben Gabrielsen, quien compartió equipo con él entre 2017 y 2018. El experimentado futbolista de 29 años vivió en primera persona cómo fue el cambio radical del joven atacante.
La transformación se produjo después de que Haaland cayera lesionado, recordó su ex compañero: “Se puso enfermo y se lesionó, y no lo vimos durante mucho tiempo, y volvió grande como una mierda... ¡era tan grande! Era un animal diferente”.
“Mataba a todo el mundo en los entrenamientos... empezamos a reírnos y yo decía: ¿Quién es este tío? Aprendió que cuando llegan cosas difíciles tenemos que trabajar más duro y tuvo su recompensa”, agregó.
El pequeño mutó de un momento a otro, ganó altura pero todavía le faltaba administrar bien su masa muscular en el cuerpo. Fue allí en donde apareció el ex futbolista y ahora entrenador y preparador físico Borre Steenslid, quien se ocupó de trabajar la parte física de Haaland mientras daba sus primeros pasos en el fútbol profesional con el Molde.
“Ganó doce kilos de masa muscular en en quince meses. ¡Increíble! Era necesario porque había crecido veinte centímetros en un período breve de tiempo y su cuerpo estaba desequilibrado”, aseguró el ex defensor que también vistió la camiseta del equipo noruego hasta el 2013.
“Realmente, tuvimos que ‘resetearlo’. Le construimos una musculatura desde cero...”, explicó al periódico español As en mayo del año pasado, y agregó: “Su plato era literalmente una montaña llena de comida” cada vez que se sentaba en el buffet del club.
Sobre su entrenamiento especializado, Steenslid retrató una anécdota: “Le diseñé un circuito donde en una de las estaciones tenía que golpear un saco... y un día lo partió por la mitad”.
Sin embargo, el ex futbolista reconoció que más allá de su aporte en la preparación física del joven prodigio, los resultados se pudieron dar debido a su buena genética: “Su cuerpo responde tan bien al entrenamiento porque su genética es privilegiada”.
Con 20 años, Haaland mide 1,94 metros y pesa 88 kilos. Su contextura física resalta cada vez que sale al campo, al igual que solía hacerlo la de su padre, cuyo último club en el que militó fue el Manchester City desde el 2000 al 2003. Alfie, como se lo conocía, era un robusto defensor de 1,83 metros.
Su madre Gry Marit, en tanto, también estuvo fuertemente vinculada al deporte al ser campeona de heptatlón de forma amateur. Del amor de ellos dos floreció el joven talento que está en boca de todos y que podría conquistar el fútbol mundial a base de goles.
En sólo esta temporada con el Dortmund ya suma 33 goles en 34 enfrentamientos, además de dar 10 asistencias. A ello hay que sumarle su rapidez: pese a su altura, el jugador se convirtió en el más rápido de la temporada en la Bundesliga al hacer un sprint de 36.04 kilómetros por hora, dejando atrás la marca de Marcos Thuram del Mönchengladbach, quien registró 35.97 km/h.
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