“Hay dos palabras que son difíciles que funcionen en común. Merecimos ganar, pero lo justo era que ganara el City. Es muy difícil pero es lo que pienso. Hicimos un esfuerzo muy grande, pero es cierto que el City dominó el juego y tuvo las mejores opciones”. La declaración post partido de Marcelo Bielsa generó ambigüedad y contradicción. Fútbol, dinámica de lo impensado. Su equipo dio el batacazo en casa del Manchester City de forma agónica y prácticamente habiendo sido dominado a lo largo de todo el encuentro por su rival.
Claramente lo que mostró el Leeds United en el estadio Etihad no es lo que pregona el entrenador argentino, que inculca a sus dirigidos el protagonismo a través de la posesión de la pelota y la verticalidad en el juego para lastimar al adversario. Y en los primeros minutos los Blancos mostraron una postura amenazante que inquietó al cuadro de Josep Guradiola. Sin embargo, con el correr del tiempo, todo cambiaría.
Las imprecisiones del City se hicieron cada vez menos frecuentes, los laterales ganaron espacio por las bandas y las basculaciones de la ola celeste fueron constantes. Los de bordó solamente atinaron a un riesgoso marcaje mano a mano en toda la cancha. Riesgoso porque la falla de uno puede ocasionar que el castillo de naipes se caiga. Y riesgoso porque la jerarquía individual de uno de los mejores equipos del mundo en la actualidad es difícil de contener.
Así y todo el Leeds concretó un trabajo defensivo táctico más que aceptable y a los Ciudadanos les costó bastante encontrar grietas en la replegada -casi por obligación- línea defensiva adversaria. Así fue que Hélder Costa fue un 3 bis para colaborar al macedonio Alioski en la banda derecha y Rafinha tuvo más vocación en su campo que en el oponente para tenderle una mano a Ayling. ¿Defensivo? No. Desde antaño un devoto de los wines como Bielsa los hacía retroceder con los laterales rivales, como el recordado episodio de Ariel Ortega con Roberto Carlos en un Argentina-Brasil. El fútbol, para él, es un todo: “atacamos todos y defendemos todos”.
Gracias a un balón largo bien ganado por Costa sobre la banda izquierda, Leeds originó su primer remate al arco justo antes de que terminara la primera mitad. El portugués cedió al goleador Patrick Bamford, quien realizó una pausa justa para retrasar el esférico a Stuart Dallas, rueda de auxilio para Bielsa en todos los sectores de la cancha. El incansable lateral devenido en mediocampista sacudió de media distancia y venció la oposición de Éderson con ayuda de un desvío en el camino. Ante el dominio del dueño de casa, la respuesta fue un gol de otro partido que sabía a injusticia. Cuando parecía que la visita quedaba en una situación favorable, llegó la polémica roja directa -a través del VAR- al capitán Liam Cooper, por una entrada a Gabriel Jesús a segundos del entretiempo.
Bielsa reemplazó a su centrodelantero para rearmar la defensa y ubicó al holandés Pascal Struijk para cubrir el bache que dejó la expulsión. Su cambio fue prácticamente una declaración de renuncia al ataque. Sin referencia arriba, se le hizo muy difícil sostener la pelota en campo adversario. Así lo reflejós el mapa de calor: una enorme parte del tiempo se disputó en la mitad de cancha donde defendía Leeds.
Si en la primera parte había predominado el juego del City, 11 contra 10 en el complemento esto se notó aún más. El Leeds mantuvo el marcaje al hombre y dejó liberado al central Stones, quizás el menos dotado técnicamente pero para nada negado en esta faceta. Fue así que llegó a posición de ataque en numerosas ocasiones, armó juego situado como enganche y hasta se animó a rematar. Recién al minuto 76 el español Ferrán Torres, hallando un ínfimo hueco dentro del área, pudo batir la valla del francés Meslier, quien había intervenido en varias oportunidades para desactivar el peligro. El merodeo permanente del City en el área del Leeds daba frutos.
Fueron los celestes los que trataron de llevarse por delante al recién ascendido a la Premier que buscaba aire y energías donde no había a esa altura del match. Pero tan abierto quedó el equipo de Pep que se terminó quedando con las manos vacías. Hubo un anticipo de lo que sería el tanto agónico de Dallas: Rafinha se proyectó en un contragolpe por la banda derecha, venció en la disputa con un rival en mitad de cancha y se fue mano a mano con su compatriota Éderson, que le achicó rápido y adivinó su intento por dejarlo en el camino. Fue la tercera ocasión manifiesta de gol que tuvo el Leeds, sin llegar a ser considerada como remate. Pasado el minuto 90, Costa entretuvo sobre la izquierda, Alioski se desmarcó y habilitó con un estiletazo genial de tres dedos a un Dallas que galopó entre Stones y Fernandinho y definió por bajo para desatar la locura de los de Yorkshire del Oeste, que sellaron así su primera victoria ante uno de los Big Six (City, Manchester United, Arsenal, Chelsea, Liverpool y Tottenham) en su décimo desafío de la temporada.
Los números contundentes: Manchester City ensayó 29 remates (7 de ellos al arco) contra apenas 2 del Leeds United. Además, los de Guardola tuvieron más del 71% de posesión del balón contra el 29% de los de Bielsa. El esférico estuvo un 15% del tiempo en el tercio de cancha en el que defendió el City, un 41% en la zona media; y un 45% en el tercio del arco del Leeds. Otra muestra de que en el fútbol no suman puntos los merecimientos sino las pelotas que ingresan al arco.
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