Al Paris Saint Germain se lo ve como un club que goza de estabilidad financiera y pelea por cada objetivo que se le presenta temporada a temporada, pero actualmente hay una gran preocupación en sus oficinas. Y no tiene que ver con que el equipo está tres puntos por debajo del Lille en la tabla de posiciones en la Ligue 1 o con la pelea por la UEFA Champions League que se les negó el curso pasado. Hay un ola de robos a los jugadores que afecta al club capitalino desde hace varios años.
Marquinhos, a quien ya habían robado en enero del 2020, y Ángel Di María, fueron las últimas víctimas de un mal endémico que cada vez es peor. Cuando empezaron los asaltos, ocurrían cuando los futbolistas no estaban en sus casas. Pero ahora incluso son atacados sus familiares y la preocupación es extrema.
Di María, quien tuvo que ser sustituido en medio del partido ante Nantes por este violento robo en su casa, fue el séptimo jugador del PSG que sufrió un robo en los últimos años. En la lista están tres ex jugadores: Eric Maxim Choupo-Moting –fue asaltado dos veces y se fue a vivir a un hotel, donde se sentía más seguro–, Thiago Silva y Dani Alves. Y recientemente han atacado al español Sergio Rico, Marquinhos y el argentino Mauro Icardi. Algo se repite: los hechos ocurren habitualmente mientras están abocados a un partido.
“Parece que la inseguridad no solo la tenemos nosotros, también en París. Por lo que me cuenta mi hermana, de amigos y también familia de otros jugadores, es que hay mucha inseguridad, este tipo de robos de entrar a las casas con o sin gente es como bastante habitual. Ellos tenían las medidas de seguridad que una casa de esa índole puede llegar a tener, pero no había nadie en la casa”, relató tiempo atrás Zaira Nara, cuñada del ex artillero del Inter de Milán.
Hay mucho temor de que los casos incrementen y la entidad parisina ha decidido fortalecer los dispositivos de seguridad en las casas de los miembros de su plantilla. El PSG optó por empezar a contribuir con la vigilancia de las mansiones en las que viven sus estrellas, gran parte de ellas situadas en el oeste de París –en lujosos barrios como Neuilly-sur-Seine o Yvelines– y que ya cuentan con vigilancia de video y alarmas.
Según revelaron fuentes del club a EFE, se pagará la presencia de vigilantes en las residencias durante algún tiempo, con uno o dos agentes asignados a cada una de ellas 24 horas al día.
Actualmente, según Le Parisien, el director de seguridad del Paris Saint Germain desde hace dos años es Michel Besnard, ex jefe del servicio de seguridad en el gobierno de Nicolas Sarkozy. La doctrina de la institución es clara: los jugadores pueden pagar su propia vigilancia privada, como lo hacen Neymar o Kylian Mbappé en particular, o bien el club puede ofrecerles contacto con diferentes empresas de seguridad.
El citado periódico cuenta que son pocos los jugadores que utilizan este servicio. Aunque ahora el club ha decidido ayudarlos para evitar más víctimas. La única vez que el PSG puso a disposición guardias de seguridad con su propio dinero fue después de los ataques terroristas de 2015 que generaron un estado de shock en Francia.
Ahora la investigación de esta ola de robos está a cargo de la Brigada de Represión al Bandidaje (BRR), una división de la Policía Nacional francesa especializada en bandas organizadas que acostumbran a recurrir al uso de armas para sus robos. “El cálculo de las pérdidas, la investigación sobre el terreno y la audición a las víctimas están en curso”, indicaron fuentes del Tribunal Judicial de Nanterre a EFE.
Desde la prensa francesa también apuntan que el PSG quiera erradicar este problema por completo y evalúan aplicar protocolos que ya son utilizados en otros equipos como Olympique Marsella y Lyon, que le da a cada uno de sus jugadores un número telefónico de alerta para usar en estos casos y también envían vigilancia para sus familia cuando hay partidos.
Todo lo que el Paris Saint Germain pretende es evitar que estos violentos sucesos afecten la tranquilidad emocional del plantel de Mauricio Pochettino, que avanzó a cuartos de final de la Champions y trata de llegar a la cima de la Ligue 1.
LOS ANTECEDENTES
No es extraño que los futbolistas sufran robos de esta índole en Europa, es una modalidad que ha se repetido mucho en los últimos años. Incluso el propio Ángel Di María ya lo había experimentado en 2015 cuando vivía en Manchester y jugaba para el United.
En el caso de los jugadores del PSG, los primeros damnificados fueron Eric Choupo-Moting y Thiago Silva a fines de 2018. Ya hay siete personas que serán juzgados por el robo, además de una mujer procesada por encubrimiento. Son parte de una organización delictiva experimentada que también está sospechada de haber asaltado las casas del rapero Booba y de Patrick Sébastien, famoso conductor de TV.
Según Le Parisien, Choupo-Moting fue asaltado por primera vez durante la disputa del PSG-Liverpool del 29 de noviembre de 2018. Al regresar a su casa notó que habían ingresado en su apartamento del distrito 17 de París por una ventana para robarle varios bolsos, relojes de lujo, bolígrafos de diseño y joyas, todo valuado en aproximadamente 600.000 euros. En vísperas de la Navidad, sufrió un segundo robo y decidió irse a vivir a un hotel. También en ese diciembre le tocó a Thiago Silva: ingresaron en su mansión privada de Villa Montmorency (París XVI) por el techo y violentaron una caja fuerte donde había joyas y relojes por un importe estimado de 1,2 millones de euros.
Las primeras detenciones de estos casos fueron en agosto de 2019, un tiempo después de que un hombre le robara relojes y joyas valoradas en 500.000 euros a Dani Alves. Ocurrió mientras el lateral derecho brasileño jugaba ante Montpellier en febrero de aquel año: un ladrón se metió en su dúplex del barrio de Neuilly, un exclusivo municipio al lado de París. El Tribunal Correccional de Nanterre ya condenó a una persona identificada como Bilel F. a dos años de cárcel, solo uno de ellos de prisión firme y otro exento de cumplimiento. El detenido ya estaba bajo el radar de las fuerzas por los casos de Silva y Choupo-Moting. Ese año también intentaron asaltar al defensor Layvin Kurzawa, pero sus vecinos intervinieron rápidamente.
El 22 de enero de este año, un grupo de delincuentes ingresó en el dúplex del portero español Sergio Rico y le sustrajeron objetos, relojes y joyas, por valor de 25.000 euros. Ocho días después, en vísperas del Lorient-PSG, la víctima fue Mauro Icardi: los ladrones se llevaron unos 400.000 euros en joyas, relojes, ropa y otros objetos de valor. Ocurrió un sábado por la noche y fueron empleados de la casa los que dieron cuenta del hecho.
Los últimos en caer en las garras de los delincuentes fueron Marquinhos y Ángel Di María. Al defensor brasileño, al que ya habían intentado asaltar en enero del 2020, le ingresaron en su domicilio donde se encontraba su padre y otros familiares. Los ladrones ingresaron en la mansión ubicada en Chatou (al oeste de París) y habrían agredido “con un puñetazo en el vientre” al papá del capitán del PSG, de 52 años, que estaba con las dos hermanas del jugador, de 14 y 16 años.
Por su parte, el robo en la residencia de Di María se produjo mientras su mujer Jorgelina y sus hijas estaban en la casa, aunque no fueron retenidas, pues ni siquiera se percataron de la intromisión en el domicilio. Ahora la Brigada de Represión al Bandidaje (BRR) investiga si ambos casos, sucedidos el mismo día a unos 10 kilómetros de distancia, están relacionados entre sí.
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