Fue en aquel verano europeo de 2018 cuando el Paris Saint Germain hizo uso de su poderío económico para patear el tablero del fútbol mundial y fichar a uno de los mejores jugadores del planeta: Neymar desembarcó en la capital de Francia como una figura emergente y con potencial para tomar el trono que Lionel Messi y Cristiano Ronaldo disputaban año a año. Aquel traspaso de € 222 millones –se abonó la cláusula de rescisión– convirtió al atacante brasileño en el futbolista más caro de todos los tiempos y sacudió la escena. Principalmente la de un FC Barcelona que debió salir al mercado a buscar un reemplazante para el ladero de Messi, quien meses antes había firmado la renovación de contrato, el mismo que hoy es motivo de noticia a nivel mundial por una insólita filtración de las cifras. Sin saberlo, aquella partida de Ney iniciaba una nueva era en territorio catalán.
Fueron dos sucesos trascendentales para las finanzas de una entidad que no logró optimizar aquella venta sideral. “El Barcelona ha hecho muchas cagadas desde 2017. Pagó y paga aún lo que yo le llamo la ‘Psicosis Neymar’, que se produjo cuando se le fue el brasileño y les dio un ataque a todos; aficionados y junta directiva. Y empezó a fichar a lo loco (...) queda claro que han hecho inversiones que no le rindieron”, analizó José María Gay de Liébana, doctor en Ciencias Económicas y titular de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, en diálogo con Infobae.
Lo que el especialista argumenta es que las inversiones de la institución culé no tuvieron el resultado esperado: el Barça en las tres temporadas subsiguientes apenas pudo sumar dos Ligas, una Copa del Rey, una Supercopa de España y sólo una vez estuvo entre los semifinalistas de la Champions League. Hizo muchas contrataciones con poco rédito, algunas incluso ignorando el talento de La Masía y tapándolo con jugadores jóvenes del extranjero que poco han aportado.
Cuando Neymar se marchó a París, la directiva que comandaba Josep María Bartomeu salió rápidamente a buscar refuerzos y de cara a la campaña 2017/18 gastó € 323,8 millones en jugadores: llegaron Marlon Santos (5 millones), Nélson Semedo (30), Paulinho (40), Yerry Mina (11,8), Gerard Deulofeu (12) y dos figuras de gran costo que son las únicas de aquel período que todavía permanecen en el equipo, Ousmane Dembélé y Philippe Coutinho, por quienes gastaron un total de 105 y 120 millones de euros respectivamente. Hubo 12 bajas de las cuales solamente Javier Mascherano y Cristian Tello dejaron dinero, aunque menos de 10 millones.
Ni Coutinho ni Dembélé han logrado llenar el vacío que dejó Ney al emigrar a la Ligue 1, incluso el primero estuvo cedido al Bayern Múnich la campaña pasada y se dio el lujo de formar parte del sensacional equipo de Hansi Flick que ganó la Bundesliga, la Copa Alemana y la UEFA Champions League de forma arrolladora. Hay más: Coutinho le anotó al Barça en el lapidario 2-8 en Lisboa.
De cara a la temporada 2018/19, la directiva blaugrana decidió invertir 41 millones de euros en Malcom, jugador del Bordeaux, quien solamente disputó 24 partidos en el Barça –cuatro goles y dos asistencias– antes de ser vendido por una cifra similar al Zenit Saint Petersburg. Las otras grandes inversiones en ese mercado fueron las de Clément Lenglet, pagado 35,9 millones al Sevilla; Arturo Vidal, quien ya emigró al Inter; y el brasileño Arthur quien se perfilaba como sucesor de Xavi pero abandonó el equipo tras ser incluido en una operación con la Juventus por Miralem Pjanić: el brasileño emigró a Italia a cambio de 72 millones de euros (más 10 en variables) y el bosnio arribó por 60 millones (más 5 en variables).
Algunas ventas como las de Lucas Digne (€ 20,2 millones), André Gomes (€ 25 millones) y el propio Mina (€30,25 millones) al Everton FC, como también las de Paco Alcácer (23 millones al Borussia Dortmund) y Jasper Cillessen (35 millones al Valencia CF), dieron algo de aire en medio del enorme esfuerzo que hizo el elenco azulgrana para pagar la cláusula de rescisión de 120 millones de euros del francés Antoine Griezmann, un futbolista campeón del mundo que todavía intenta afianzarse en el Camp Nou.
Griezmann formó parte de una ventana de transferencias en la que también llegaron Frenkie de Jong (€ 75 millones), Neto (26 millones), Junior Firpo (18 millones), Martin Braithwaite (18 millones) y Emerson (12 millones), jugadores que no han logrado paliar los problemas de conducción en los despachos ni adaptarse a las ideas en el efímero ciclo de Quique Setién, que derivó en el primer curso sin al menos un título desde la temporada 2007/08.
Son tiempos de transición para el Barcelona, donde se espera que las elecciones presidenciales logren encarrilar a un elenco que lleva años sosteniéndose por el talento de un Lionel Messi que no tiene la continuidad asegurada. Dio aviso a sus intenciones con el envío del burofax el pasado mes de agosto pasado y cada vez que habla públicamente parece alejarse un poco más, teniendo en cuenta que tiene en sus manos la opción de marcharse como jugador libre en junio. Con el desembarco de Ronald Koeman, las salidas de jugadores como Luis Suárez y Rafinha, y las llegadas de jóvenes como Pedri (costó € 5 millones, pero la cifra ya escaló hasta los 10 millones según informó el presidente de Las Palmas Miguel Ángel Rodríguez en las últimas horas) o Sergiño Dest (€ 21 millones), es evidente que la depuración de la plantilla está en marcha pero las finanzas del club están en rojo.
Lógicamente, su situación financiera no se reduce únicamente a las altas y bajas de jugadores. Por ejemplo, la masa salarial representa actualmente el 74% de los ingresos del club, lo que es insostenible, especialmente con los ingresos tan afectados tras la pandemia de coronavirus. Si bien la bancarrota todavía es evitable, el club deberá refinanciar su deuda con urgencia y cambiar drásticamente sus políticas deportivas para los próximos cuatro o cinco años.
Desde que Neymar eligió jugar en el PSG, el Barcelona ha gastado más de € 700 millones en 20 jugadores (sólo ocho siguen en el equipo), incluidos tres fichajes de más de 100 millones. Ni Dembélé, Coutinho y Griezmann lograron ser la pareja que Leo Messi necesitaba para garantizar trofeos. Todavía el club le debe dinero al Ajax (€ 48 millones) por el pase de De Jong y al Liverpool (€ 35 millones) por Coutinho, entre otras deudas por contrataciones que todavía no han despegado.
Por estos días, según los informes del propio club, el Barça tiene una deuda neta cercana a los € 820 millones, con 720 millones a pagar en el corto plazo. Para ser más precisos, el elenco catalán debería abonar casi 300 millones a varios bancos e instituciones financieras antes del 30 de junio. Todo indica que va a negociar estos planes de pago para evitar una catástrofe. Y seguramente ponga más cautela la próxima vez que sus arcas se llenan de dinero por una venta astronómica como fue la de Neymar.
LAS CONTRATACIONES DEL BARCELONA TRAS LA SALIDA DE NEYMAR
• Nélson Semedo (Benfica): 30,5 millones de euros *
• Paulinho (Guangzhou Evergrande): 40 millones de euros *
• Yerry Mina (Palmeiras): 11,8 millones de euros *
• Gerard Deulofeu (Everton): 12 millones de euros
• Ousmane Dembélé (Borussia Dortmund): 105 millones de euros + variables *
• Philippe Coutinho (Liverpool): 120 millones de euros + variables
• Malcom (Girondins de Burdeos): 41 millones de euros *
• Clément Lenglet (Sevilla): 35,9 millones de euros *
• Arturo Vidal (Bayern Múnich): 20 millones de euros
• Arthur Melo (Gremio): 31 millones + variables *
• Antoine Griezmann (Atlético de Madrid): 120 millones de euros *
• Neto (Valencia): 26 millones de euros + variables *
• Frenkie de Jong (Ajax): 75 millones de euros + variables *
• Junior Firpo (Betis): 18 millones de euros + variables *
• Martin Braithwaite (Leganés): 18 millones de euros *
• Emerson (Atlético Mineiro): 12 millones de euros *
• Pedri (Las Palmas): 5 millones de euros *
• Sergiño Dest (Ajax): 21 millones de euros + variables *
• Francisco Trincao (SC Braga): 31 millones de euros *
• Matheus Fernandes (Palmeiras): 7 millones + variables *
* Cifras oficiales de los clubes
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