Sin duda la llegada de Marcos Rojo a Boca Juniors ya es uno de los grandes pases del mercado en Argentina. Nuevamente, el Xeneize se movió rápido en la ventana de transferencias y logró llevarse a otro futbolista de renombre luego de su salida de un club grande europeo como en su momento ocurrió con Carlos Tevez y la Juventus.
Como todo jugador que se va de un cuadro importante a nivel mundial, es significado de que compartió momentos con grandes figuras del fútbol internacional. En este caso, el defensor recién llegado a La Boca mantiene una particular relación con Zlatan Ibrahimovic y, al irse del Manchester United, se volvió viral una anécdota con el sueco que contó en febrero del año pasado durante una nota radial en La Plata con CieloSports.
“Jugamos juntos en el Manchester United. Y ahí le tenían terror. Me acuerdo de que en la Copa América de Estados Unidos, con la Selección, Pastore y el Pocho Lavezzi, que habían jugado con Zlatan en el PSG y eran amigos, me dicen: ‘Tenés cuidado con él porque si te apichonás y sos calladito, te come’. Por eso, cuando él llegó al club yo ya sabía cómo era”, arrancó relatando Marcos Rojo.
El zaguero se remontó a un partido donde se encendieron las chispas con el delantero sueco: “Era bravísimo. Yo con él tenía la mejor, porque sabía cómo era. Hasta que un partido por la UEFA Europa League, la que fuimos campeones (2016/17), estábamos jugando de locales contra el Rostov. Estábamos ganando y así pasábamos de ronda. Por eso tocábamos la pelota, porque ya lo teníamos cocinado. Pero él quería siempre que se la tiraran todas. Así que la pelota me llegó a mí y en vez de dársela, se la pasé a Paul (Pogba) para tenerla. ¡Pará qué! Me empezó a gritar, a levantar la mano, me decía de todo. Entonces, a la pelota siguiente, la agarro y le pegó un bombazo para arriba y se la doy en el cuerpo”.
Con la pelea en su punto máximo, y tras marcharse a los vestuarios, Rojo sabía que debía actuar antes que Zlatan en la charla de entretiempo. “Vamos al vestuario y en el camino digo: ‘Ahora éste me va a agarrar, me caga a palos’. Porque mide dos metros, es karateca. Y yo diciendo bueno, tengo que entrar... Lo tengo que primerear, porque me mata. Entonces llego, voy a mi lugar y él se sentaba enfrente justo. Me siento en el piso, me estoy haciendo que me saco los botines, no me los saco por las dudas... Y entra él, así enojado, entra y yo digo, salto así de una: “Vos, cerrá la boca, no me grités más...”. Nos empezamos a putear y los ingleses se quedaron ahí, porque nadie le decía nada”, reveló el defensor.
Cuando parecía que el conflicto iba a pasar a mayores planos, llegó el director técnico para calmar la situación. “Yo estaba cagado porque digo éste me va a cagar a palos, pero si me le planto, no me va a decir nada. Lo empecé a putear y él, imaginate, se sacó. Viene Mourinho así, plum, le pega al coso... ‘Basta, cállense los dos’. Los ingleses agarrándome y yo haciendo el gesto de ‘agarrame que lo mato’. Un quilombo. Los ingleses después de ese día terror me tenían, diciendo, éste está loco”, explicó entre risas.
Para cerrar, contó qué sucedió al día siguiente del altercado y mostró que la relación con el sueco es la mejor: “Al otro día yo estoy desayunando, habíamos ganado. Y me agarran así del cuello de atrás, me aprietan con todo, miro así y era él. Se cagaba de risa. ‘Sos un hijo de puta’, me dice. No me podés decir eso adelante de todos. Nos cagamos de risa, nos llevábamos la verdad que muy bien”.
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