No será un domingo más para Lionel Messi como jugador del FC Barcelona. Mientras el club se ordena institucionalmente y define su futuro electoral, el astro argentino intenta ser ajeno a lo que ocurre en los despachos para enfocarse en lo que sucede en el césped. Y en vísperas de la final de la Supercopa de España, ha trabajado a contrarreloj para ser parte de una definición que podría decantar en su última consagración como emblema culé.
Messi ya alzó 34 trofeos con la camiseta blaugrana, entre los que se destacan las 10 ligas y cuatro Champions League. Pero este domingo podría sumar uno más a la lista si el Barça logra imponerse al Athletic Bilbao en el Estadio La Cartuja de Sevilla. Aunque ya ha ganado ocho veces la Supercopa, en esta ocasión tiene otro sabor.
Mucho se ha hablado sobre la continuidad de La Pulga en los últimos meses. Desde aquella dura derrota por 2-8 ante el Bayern en Lisboa y el posterior envío del burofax para manifestar su deseo de marcharse, el vínculo del Barcelona con su máximo ídolo ha quedado resquebrajado. Los meses subsiguientes han servido para zanjar las diferencias pero hay altas probabilidad de que este sea el último curso del crack rosarino en el Camp Nou.
No está claro si seguirá su carrera en un gigante de Europa –PSG y Manchester City lo pretenden– o si se muda al fútbol de los Estados Unidos. Lo cierto es que el duelo de este domingo ante el Athletic es una chance inmejorable para asegurarse un trofeo en lo que sería su último baile como jugador azulgrana.
Lógicamente, todavía Messi podría conducir al equipo de Ronald Koeman a ganar LaLiga o la Champions League, pero está 3° –a siete puntos del líder, Atlético Madrid– en el certamen doméstico y su próximo rival europeo es el PSG de Pochettino.
Son objetivos muchos más ambiciosos para un Barça que arrastra una racha positiva de nueve partidos sin perder en todas las competiciones –seis victorias y tres empates– pero que todavía no encontró un funcionamiento arrollador y convincente para ilusionarse a lo grande.
Leo Messi viajó con el resto del equipo a Sevilla y este sábado participó del último entrenamiento en La Cartuja para acabar de preparar la final de la Supercopa. Su presencia no está garantizada pero hay optimismo. “Leo entrenó ayer (viernes) individualmente y hoy (sábado) entrenará con el grupo. La última palabra siempre la tendrá el jugador porque él conoce su cuerpo. Tenemos esperanzas de que pueda estar en el partido”, comentó Koeman en la rueda de prensa.
De todas formas, lleva varios días entre algodones. El jueves estuvo en la Ciutat Esportiva evaluando su situación con los médicos y el viernes realizó trabajos específico. El DT neerlandés ha decidido esperar hasta último momento con la esperanza de poderlo tener en la final, pero no llega de la mejor forma física.
Hay que recordar que Messi viene con unas molestias en la parte posterior del muslo izquierdo que lo obligaron a ser sustituido por Braithwaite en el minuto 65 del partido ante el Granada, donde convirtió dos goles pero no completó los 90 minutos. Cuando parecía que se había recuperado, volvió a sentir dolor en la sesión de entrenamiento del martes y tuvo que ausentarse de las semifinales de la Supercopa ante Real Sociedad.
Pese a que tuvo que ver el partido desde las gradas, bajo al césped antes de la tanda de penales para ejercer su liderazgo con una arenga para sus compañeros de equipo. La idea ahora es que Lionel Messi pueda jugar el partido ante el Athletic de Bilbao y disputar su posible último trofeo con el Barcelona dentro del campo de juego.
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