Cuando Ivan Gazidis se marchó del Arsenal FC después de 10 años, lo hizo probablemente con una espina clavada por no poder despertar a un gigante dormido. Su labor como director ejecutivo consistió en reformar una estructura obsoleta que se centralizaba demasiado en la figura de Arsène Wenger, quien dijo adiós después de un magnífico ciclo de 22 años en abril de 2018. Ayudó a los propietarios de la entidad a convertir al club en una empresa rentable, capaz de cotizar en bolsa e incrementar su facturación, pero no logró el crecimiento deportivo que se esperaba. Se marchó del norte de Londres sin pena ni gloria para tomar un desafío similar: revivir al AC Milán, otro peso pesado del continente golpeado por las frustraciones de la última década, pero que igualmente conservaba su prestigio. Y su impacto fue inmediato. A una década de su último Scudetto y tras varios años de tropiezos, este club multicampeón de la Serie A y siete veces ganador de la Champions League finalmente ve síntomas positivos en un proyecto que tiene a Gazidis como CEO, pero no como único responsable.
Después de un puñado de temporadas mediocres, el AC Milán vuelve a dominar la escena local: es líder y marcha invicto en el Calcio italiano tras 12 jornadas, con ocho triunfos y cuatro empates. No será tan elegante y vistoso como el Atalanta o Sassuolo, tampoco tiene la letalidad ofensiva de la Juventus o el Inter, pero el equipo de Stefano Pioli mira a todos desde arriba siendo además el segundo equipo más goleador del certamen (27) y el tercero con menos tantos recibidos (13).
Para comprender está escalada a la cima es necesario remontarse hasta mediados de 2018, cuando el grupo inversor estadounidense Elliott Management Corporation rescató al Rossoneri de la mala gestión del empresario chino Li Yonghong. Siempre fue una institución ganadora y de vanguardia, pero arrastraba años de muy malas administraciones, con enormes gastos en transferencias y salarios, y sin acceso a las riquezas de competir en la élite europea. El grupo Elliott tuvo incluso que inyectar unos 50 millones de euros para estabilizar los balances de un AC Milan que rozó el descenso por bancarrota. No lograba superar el sexto puesto en la Serie A, una liga que está emergiendo otra vez tras quedar relegada por el poder económico de la Premier League, la estructura ejemplar de la Bundesliga y el impulso que dio el Messi-Cristiano a LaLiga. Ese fue el contexto que encontró Ivan Gazidis cuando desembarcó en Italia con su experiencia de ser uno de los directivos fundadores de la Major League Soccer (MLS) en los 90 y la larga estadía en el Arsenal. Su misión era dirigir uno de los pocos proyectos de inversión extranjera en el país y encabezar un grupo de trabajo capaz de recuperar la identidad perdida. Un ADN que bien conoce Paolo Maldini, quien a 11 años de su retiro como uno de los emblemas rossoneros ocupa ahora el puesto de director del área técnica.
Maldini, quien jugó más de 600 partidos y alzó trofeos en tres décadas diferentes como jugador del club, tomó un rol mucho más influyente en las decisiones con la marcha de Leonardo al PSG a mediados del año pasado. Su aporte es clave en una estructura que se sostiene principalmente por la labor del director deportivo Ricky Massara –quien llegó de Roma para reemplazar a Zvonimir Boban–, el jefe de operaciones de fútbol Hendrik Almstadt y el jefe de scouts Geoffrey Moncada, gran baluarte del proyecto.
Moncada se hizo fama de cazatalentos en el AS Mónaco que le arrebató el trono al PSG y llegó a las semifinales de la Champions League en la temporada 2016/17. Este francés de 33 años tiene un efectivo método de reclutamiento basado en métricas y trabaja como cabeza de un puñado de analistas que elabora los informes de los posibles objetivos. Entre sus grandes aciertos están Sandro Tonali, considerado uno de los talentos más brillantes de la Serie A, y el lateral izquierdo Theo Hernández, que llegó procedente del Real Madrid. “Fue fácil para mí. Es el club que ha ganado el segundo mayor número de Champions League. ¡Es Milán! No tuve que pensarlo mucho”, dijo Theo a The Athletic, lo que deja claro que aún es un club que puede seducir diamantes en bruto con su antiguo prestigio.
También lo habrán pensado así Rafael Leão, Ismaël Bennacer, Franck Kessié, Diogo Dalot, Brahim Díaz, Alexis Saelemaekers, Pierre Kalulu y Jens Petter Hauge, todos jugadores que no superan los 22 años. Son jóvenes talentos fortalecidos con la contratación de Simon Kjaer y el regreso del experimentado Zlatan Ibrahimovic. Según un informe del CIES Football Observatory, pase a que el artillero sueco tiene 39 años, el cuadro rossonero es el equipo más joven de las cinco grandes ligas de Europa con un promedio de 24,5 años. Incluso la media fue todavía más baja cuando Ibra se ausentó del once titular ante Spezia en octubre: 22 años y 287 días. Según datos de Opta, es el equipo más joven que se haya visto en la Serie A desde la temporada 2004/05.
Zlatan, que regresó a Europa después de lo que parecía su retiro de la élite en el Los Angeles Galaxy de MLS, es el faro profesional de un plantel fresco, renovado y equilibrado. La cúpula del Milan logró reducir notablemente la masa salarial y a la vez conformar un equipo joven y altamente competitivo en solamente 18 meses. Un grupo que explotó su potencial bajo las órdenes de Stefano Pioli, un entrenador de largo recorrido en el Calcio –20 años de experiencia, con pasos por Lazio, Inter y Fiorentina, entre otros– que parecía ser una opción momentánea pero se ganó el respeto de la cúpula para seguir al frente de la plantilla.
Pioli llegó como parche a un banquillo del que alguna vez nacieron tácticas revolucionarias, como el catenaccio de Nereo Rocco o el fútbol innovador de Arrigo Sacchi. Una silla caliente por la que últimamente pasaron Seedorf, Pipo Inzaghi, Mihajlović, Montella y Gattuso, entre otros. El inicio de la temporada 2019/20 había sido pésimo y reemplazó a un Marco Giampaolo destituido tras solo sumar nueve puntos en sus primeros siete partidos de liga. La idea era que fuera entrenador momentáneo y sonaba el prestigioso DT alemán Ralf Ragnick como sucesor.
No obstante, su trabajo en el cierre del curso pasado fue muy destacado e Ivan Gazidis decidió extender su contrato dos años. El Milan no pierde en la liga italiana desde que se reanudó el fútbol en plena pandemia –17 triunfos y 7 empates en 24 partidos– y solamente registra una derrota en todas las competiciones, ante Lille en la Europa League, donde igualmente clasificó a la siguiente fase. Cuando el Atlético Madrid de Simeone perdió recientemente el derbi madrileño, el equipo de Pioli quedó como el único invicto en las cinco grandes ligas europeas tras el fin de la cuarentena.
Puede que las tácticas actuales no sean revolucionarias como las de Rocco o Sacchi, pero Stefano Pioli ha construido un Milan vertical, ancho y profundo, que ha encontrado la estabilidad con un sistema 4-2-3-1 –adaptable a un 4-4-2 en algunos contextos– y tiene variantes para progresar en el campo y recuperar la pelota. El eje lo ocupan el marfileño Franck Kessié y el argelino Ismaël Bennacer, que se alternan al momento de desempeñarse como tercer central o incrustarse en la zaga si quieren sacar el balón limpio desde el fondo, con los laterales Theo Hernández y Davide Calabria ganando metros.
Ante equipos compactos y que congestionan la zona central, como Inter o Roma, el Milan prefiere construir juego por afuera. Los laterales intercambian posiciones con los extremos y Hakan Çalhanoğlu se vuelca sobre el sector donde está la pelota para generar superioridad numérica y facilitar la construcción del juego. Les ha funcionado mover el balón por la derecha y cambiar bruscamente de banda para las apariciones sorpresivas de Theo. Y si se miden ante rivales más estirados, no temen elaborar juego por dentro. Si los mediocentros no pueden conectar con el resto, los centrales como Kjaer o Alessio Romagnoli pueden saltarse líneas con envíos largos al faro del ataque: Zlatan Ibrahimovic es un imán que arrastra marcas y libera espacios a sus espaldas, además de dominar el juego aéreo y ejercer de pívot para los que lleguen de frente. En cualquier caso, el Milan fluye con naturalidad en ataque, cada movimiento da paso al siguiente.
Su porcentaje de posesión en la liga italiana es del 55%, uno de los más altos del torneo, pero además lidera en varias estadísticas ofensivas. Es el equipo con más tiros en la Serie A (204), tiene el mejor porcentaje de acierto en centros al área (31%) y mayormente finalizan sus jugadas con éxito dentro de esa zona, donde convirtieron 26 de sus 27 goles.
A nivel defensivo, no suelen ejercer una presión alta y vehemente en la salida de sus oponentes, sobre todo porque Ibrahimović a su edad no tiene la energía para aplicar esa intensidad durante 90 minutos. Lo hace de forma ligera para forzar decisiones. Su fortaleza está en un mediocampo que, liderado por el tándem Kessié-Bennacer en el centro, establece un bloque alto y trata de controlar el territorio tapando líneas de pase, basculando de forma sincronizada para detectar dónde robar la pelota. El Milan de Pioli propone un uno contra uno en la zona medular y un marcaje zonal orientado al hombre en el resto del campo. Tiene una gran adaptabilidad defensiva que a su vez se complementa con el esfuerzo individual: es el equipo que más tackles lleva realizados en la liga italiana en esta campaña (211).
Aunque Ibrahimovic lleva casi un mes de inactividad por lesiones –fue reemplazado mayormente por Ante Rebic– y el equipo extrañe tener una figura de su talla dentro del campo de juego, los resultados todavía son favorables. La reacción a tiempo ante el Genoa el miércoles (2-2) salvó el liderazgo y el invicto. Todavía está lejos de ser el equipo arrollador de sus años dorados, pero las estadísticas conspiran a su favor para ilusionarse con volver a ser campeón. “¿Ibra dice que no debemos tener miedo de soñar con el Scudetto? Él y sus compañeros tienen razón en creer”, dijo Stefano Pioli en una entrevista con La Gazzetta dello Sport, que lo eligió el Entrenador del Año.
Hay muchos detalles para pulir y mecanismos para optimizar, pero han logrado una dinámica de resultados inmejorable que lo colocan en la cima. El AC Milán empieza a ver frutos de un proyecto integral en el que también se ha mejorado el equipo femenino de fútbol y se apunta a la modernización del mítico San Siro. En la Serie A cada vez hay mejores ideas futbolísticas y decisiones con mayor perspectiva global en los despachos. Ivan Gazidis lo sabía cuando decidió irse del Arsenal y ahora podría quitarse la espina.
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