Con la camiseta original y su firma en su mítico número Diez, Diego Armando Maradona volvió a estar presente en el Camp Nou. La leyenda que murió a los 60 años fue homenajeado por el club catalán que lo tuvo entre sus filas entre 1982 y 1984.
Tot el camp, és un clam, som la gent blau-grana...
Tant se val d’on venim, si del sud o del nord, ara estem d’acord, estem d’acord,
una bandera ens agermana…
El himno del Blaugrana le dio lugar para que los protagonistas salten al terreno de juego para enfrentar al Osasuna. Como la leyenda mundial tuvo un vínculo con la institución de la ciudad condal, la expectativa fue en aumento, pero con el correr de los minutos los espectadores pudieron observar el escueto tributo que le rindieron al mejor de todos.
Los brazaletes negros y los ojos vidriosos de Lionel Messi no fueron suficientes para cautivar la emoción que debió instalarse en Barcelona. El minuto de silencio, la música que acompañó al contexto y las flores azules y rojas con el 10 en el centro del campo fueron los únicos aspectos destacados en un homenaje que se diluyó cuando la pelota comenzó a rodar.
A diferencia de lo que sucedió en otros estadios como el del Sevilla o el del PSG, en el Camp Nou la sensación fue de desilusión.
Si bien se mostró emocionado, Lionel Messi optó por una postura pasiva. El mejor jugador del planeta en la actualidad, heredero de Diego en la Selección, tenía la oportunidad de demostrar el dolor colectivo que provocó la pérdida de Pelusa, pero prefirió la cautela.
Barcelona fue el hogar de Maradona entre 1982 y 1984. Durante 700 días, el ídolo popular que se convirtió en mito consiguió la Copa del Rey, pero sufrió una dura lesión que lo mantuvo alejado de las canchas y también contrajo la enfermedad de hepatitis.
Su salida de la institución fue recordada por los conflictos internos que atravesó con la dirigencia catalana. Por ello, cuando continuó su carrera en el Napoli de Italia, el Diez se tomó revancha y comenzó a formar su figura en la del D10S más humano de todos.
MÁS SOBRE ESTE TEMA