No hay actualmente un campeonato más espectacular que la Premier League. La última jornada antes de la pausa internacional, con el 1-6 que encajó el Manchester United ante Tottenham y el 7-2 que Aston Villa endosó al Liverpool, ha sido otra muestra de que la liga inglesa marca el pulso de la élite por el ritmo de juego, la calidad individual y aspectos tácticos en general. La crisis financiera como efecto colateral del COVID-19 apenas ha impactado en el poderoso ecosistema inglés. Sus clubes son los más ricos del mundo por sus lucrativos contratos de TV y, en varios casos, por el apoyo económico de inversores externos. Thiago Alcántara, Gareth Bale, Edinson Cavani, Timo Werner, Kai Havertz y Thomas Partey son algunas de las grandes figuras que han desembarcado en un mercado que ha superado los USD 1500 millones en fichajes. El torneo arrancó al rojo vivo. Se jugaron 38 partidos y no hubo ningún 0-0 en los marcadores. El Big Six –Arsenal, Liverpool, Manchester United, City, Chelsea y Tottenham– no ha podido sostener su invicto en cuatro fechas. Solamente un equipo jugó y ganó en todas las jornadas: el Everton de Carlo Ancelotti, que este sábado buscará ganar su primer clásico en 10 años.
Carletto llegó a Goodison Park a mitad de la temporada pasada para sentarse en un banquillo que en poco tiempo vio marcharse a Roberto Martínez, Ronald Koeman, Sam Allardyce y Marco Silva. Había tenido un paso por Chelsea una década atrás en una Premier League muy diferente, ahora el desafío era mayor. Inglaterra reúne actualmente a varios de los mejores estrategas del mundo, como Jürgen Klopp, José Mourinho, Pep Guardiola y ahora Marcelo Bielsa. No obstante, el laureado DT italiano consiguió impactar rápidamente –5 victorias en sus primeros 9 partidos– en la dinámica de resultados y logró estabilizar a un elenco que llegó a ocupar el 18° lugar de la tabla de posiciones y temió descender.
Ya de cara a la nueva campaña, después de trabajar gradualmente en la mentalidad de su equipo y corregir matices del funcionamiento, Ancelotti puso el foco en la evolución de su mediocampo. Es una zona esencial para su estilo pragmático y adaptable a varios esquemas, fundamental para optimizar las transiciones de defensa-ataque. Incorporó al brasileño Allan, a quien ya había dirigido en Napoli; al francés Abdoulaye Doucouré, y a un futbolista con el que ha generado una sinergia especial desde que sus caminos se cruzaron a mediados del 2014: James Rodríguez.
Ancelotti y James estrecharon sus manos por primera vez hace seis años, estando ambos en la cúspide. El estratega italiano había alzado por cuarta vez la UEFA Champions League como DT y había devuelto al Real Madrid al trono del fútbol en Europa. El talentoso jugador colombiano se incorporaba a su plantilla tras ser Bota de Oro del Mundial y como la tercera compra más cara de la historia del club detrás de Gareth Bale y Cristiano Ronaldo. Solamente coincidieron en la temporada 2014/15 y James Rodríguez firmó uno de los mejores cursos de su carrera: participó en 35 goles –17 anotaciones y 18 asistencias– en 46 partidos. Pero el ciclo de Carletto llegó a su fin y la magia de James no hizo efecto en los planes de Rafa Benítez ni de Zinedine Zidane. Ahí fue cuando Ancelotti empezó a ejercer su padrinazgo. Primero llevando a James como cedido al Bayern Múnich, donde ganaron la Bundesliga, y luego intentando ficharlo sin éxito para el Napoli. Su tercer encuentro finalmente se concretó en Everton tras la peor temporada del astro colombiano en Europa: 14 partidos y solo un gol. “Carlo Ancelotti es una de las grandes razones para venir aquí”, sentenció James al pisar Goodison Park.
Nadie iba dudar del talento de James Rodríguez para jugar en la Premier League pero sí de cuánto tardaría en recuperar su mejor versión tras un cierre de ciclo deslucido en Múnich y su fatídica última experiencia en España. No tardó en destacar en absoluto. Ancelotti, quien en su extensa trayectoria como entrenador ha mostrado una enorme capacidad de adaptación a diferentes estructuras tácticas, esta temporada coloca un 4-3-3 que tiene a James partiendo desde el ala derecha. Aunque el esquema y ese rol del atacante colombiano no son para nada rígidos. Hay ciertos mecanismos posicionales y movimientos entre líneas que hacen del Everton un equipo muy flexible: su formación cambia regularmente durante los partidos a un 4-2-3-1 o 4-1-4-1.
En ese contexto, la labor principal de James Rodríguez es mayormente la de generador de acciones ofensivas pero también actúa como finalizador. Parte desde el ala derecha pero juega a perfil cambiado y constantemente recorta hacia al centro para ampliar su campo visual e influir en el juego interno. Desde ese rol de “falso extremo” ya ha acumulado tres goles y tres asistencias siendo titular en los cinco partidos que jugó con su nuevo club esta campaña, participando directamente en el doble de goles en Everton (6) que en su última temporada en Real Madrid (3). Solamente Dominic Calvert-Lewin (9) ha participado directamente en más goles que él en este gran inicio de curso de unos Toffees que ha tomado impulso con sus nuevos fichajes.
Doucouré es su guardaespaldas y su mejor socio. Porque Allan juega de mediocentro y André Gomes –o el islandés Gylfi Sigurdsson– se ubica de interior izquierdo, cerca del brasileño, para facilitar la circulación en campo propio y sacar el balón limpio desde atrás. En cambio, el francés es un box-to-box muy enérgico y de gran despliegue, con tendencia a permutar posicionalmente con James: actúa a veces como escolta por detrás y en otras ocasiones como opción de pase por delante. El colombiano juega la mayoría de sus balones hacia el sector izquierdo para Richarlison o Lucas Digne. Porque actúa sobre la derecha pero conserva el ADN de número 10, de volante creativo, por eso es más propenso a trazar diagonales hacia el centro y hacer cambios de orientación hacia la otra banda para dejar a sus compañeros en situaciones de uno contra uno en ataque. Si el Everton acumula jugadores sobre la derecha para generar superioridad numérica y atraer al rival, luego James utiliza la calidad de su pie zurdo para enviar el balón al otro extremo.
A nivel defensivo suele ocuparse de las proyecciones del lateral izquierdo rival y cruza la línea de la pelota para tapar carriles de pase o dar apoyo en la presión coordinada que ejerce el equipo de Ancelotti desde el lugar que le toca. James Rodríguez siempre fue puro talento pero si hay un aspecto positivo de sus años en Alemania, más allá de los títulos con el Bayern Múnich, es la disciplina táctica y la cuota de esfuerzo que incorporó mientras fue dirigido por Jupp Heynckes, quien lo utilizó de mediocentro en algunos partidos.
Pero al reencontrarse con Ancelotti se ha liberado de las posiciones antinaturales, de la convivencia forzada con grandes estrellas, de las funciones que oprimían su talento innato y de la falta de oportunidades para brillar. Atrás quedaron los días de ostracismo en Madrid y las frías jornadas en suelo bávaro. Carletto sabía que James Rodríguez necesitaba rodaje y sentirse importante para explotar todo su abanico de recursos. Lo convirtió en su conductor. El zurdo regresó a suelo británico tras su participación como capitán de Colombia en las Eliminatorias y encara el clásico ante Liverpool de este sábado como el jugador de su equipo con más chances creadas (17) y quien ha participado directamente en más remates (28) en este impactante inicio de temporada. Y su Everton afronta el Derby de Merseyside –que ganó por última vez el 17 de octubre de 2010– como líder absoluto en la Premier League.
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