Hansi Flick se convirtió casi por casualidad en el técnico del Bayern Múnich y ahora está a un partido de obtener un triplete histórico Bundesliga-Copa-Champions. ¿Cómo es que un entrenador sin pergaminos logró encaminar a un equipo desordenado para convertirlo en un aparato prácticamente sin fallas?
Cuando Niko Kovac fue despedido en noviembre por el flojo rendimiento del equipo, él era su asistente luego de solo tres meses y, a sus 54 años, nunca había sido primer entrenador de un equipo profesional. Su experiencia al más alto nivel se limitaba a sus ocho años como asistente de Joachim Löw en la selección alemana, conquistando el Mundial 2014 de Brasil.
La idea original era que Flick asumiera durante algunas semanas, hasta que el Bayern encontrara un entrenador estrella para darle el timón del costoso barco, luego de que Kovac perdiese el hilo con el vestuario y el juego del equipo pasara a ser previsible, sin alma ni ímpetu. Vale recordar que en el campo de juego el equipo había sufrido duras derrotas, como la caída 5-1 ante el Frankfurt.
Pero tres victorias más tarde, el interino fue renovado por un mes, más tarde para toda la temporada y finalmente hasta 2023.
Desde que asumió el cargo en noviembre, sus jugadores no escatiman palabras de elogio. ”Ha aportado un nuevo aspecto táctico y también su mentalidad, es lo que hace la diferencia hoy. Ha sabido resolver nuestros problemas desde que llegó. Es un buen entrenador que habla mucho con sus jugadores y que da mucha confianza”, señaló el francés Corentin Tolisso.
Thomas Müller, quien a lo largo de su dilatada carrera en el club ha estado a las órdenes de nueve entrenadores, también se ha mostrado seducido por Flick: “Nuestro juego no había estado tan bien organizado desde Pep Guardiola”, y detalló: “Hansi Flick siempre ha sido un tipo genial, siempre muy claro en lo que nos dice. Pero no esperaba que tuviera el paquete completo para ser entrenador del Bayern”.
Por su parte, el presidente de la institución germana, Karl-Heinz Rummenigge, tampoco escatimó alabanzas: “Nos ha devuelto esta confianza multiplicada por cien. Ha devuelto valores importantes al equipo y al club”.
Valores de trabajo, rigor y libertad en el juego, pero también y, sobre todo, fuera del terreno de juego, tranquilidad y confianza mutuas. Flick no tardó en abandonar las queridas rotaciones de su antecesor para apoyarse en un equipo tipo, articulado alrededor de los jugadores importantes, a los que Kovac había desestabilizando con tantos cambios en las alineaciones.
Unas semanas después de su coronación en la Bundesliga, la revista Kicker resumió la opinión general: “En poco tiempo, el entrenador interino dio al Bayern lo que le hizo ser lo que es. Los bávaros vuelven a ser dominantes: el balón circula, han recuperado el control, los pases están dirigidos. El juego está más estructurado”.
Con estas cualidades, Flick ha ido pulverizando hasta el día de hoy a los rivales que se han interpuesto en su camino y ha convertido a su equipo en una verdadera máquina. A destacar el 7-1 infligido en dos partidos al Chelsea y sobre todo el humillante 8-2 contra el Barcelona de Lionel Messi en cuartos de final de la Champions League, que quedará en la historia para siempre.
Ante el Lyon en semifinales, el técnico prudente avanza con el mismo respeto, pero también la misma confianza en su equipo que en las anteriores rondas: “El próximo partido empieza 0-0”, advirtió. “Pero estamos concentrados en ese encuentro para conseguir nuestro objetivo: ¡llegar a lo más alto!”.
En la final ya espera el PSG, que este martes superó por 3 a 0 al RB Leipzig. El entrenador sabe que tras la goleada de hoy por 3-0 y de triunfar el domingo frente al cuadro francés, le daría al Bayern el segundo triplete de su historia, tras el de 2013. El cerebro de aquella proeza fue Jupp Heynckes, hoy leyenda de la institución. Tal vez Flick esté a pocos días de obtener el mismo rótulo.
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Con información de AFP