El frío pasillo que conformaron los jugadores del Manchester City para recibir al reciente campeón de la Premier League significó un augurio de lo que sucedería en el partido. Los hombres del Liverpool no mostraron ningún gesto de agradecimiento hacia la iniciativa local y se presentaron en el Etihad Stadium con una soberbia ajena a la de su entrenador.
Lo que los hombres de Jürgen Klopp no se imaginaban, es el paseo que iban a recibir a manos del estilo impuesto por el conjunto de Pep Guardiola. Fue una lección de Fútbol Total ante el mejor equipo del mundo.
A los 25 minutos del primer tiempo Kevin De Bruyne encaminó la paliza con un efectivo remate desde los doce pasos. El penal, inobjetable con la confirmación del VAR, sirvió para abrir un marcador que concluyó con una abultada diferencia.
Una pelota profunda de Philip Foden hacia Raheem Sterling fue otra de las claves para desarticular a la desconocida defensa del Liverpool. A pesar de su respetuoso silencio al superar a Alisson, el 2 a 0 confirmó que la Ley del Ex es una máxima tan peligrosa como efectiva.
Además, antes de que finalice la primera etapa, una hermosa pared elaborada por la figura belga y el joven volante canterano representó la obra que más le gusta al entrenador catalán: Tiki-Taka. Pases de primera, desmarcaciones al vacío y efectividad en la definición. A los de Guardiola les sobró un tiempo para quedarse con la aplastante victoria.
A lo dicho se suma el gol en contra que convirtió Alex Oxlade Chamberlain en el complemento. El reemplazante de Joe Gómez le puso cifras definitivas a la humillación inesperada que sufrió el elenco de Klopp. Incluso, pudo ser superior si el árbitro no le hubiera anulado el último tanto al argelino Mahrez por una supuesta infracción en la jugada previa al gol.
Los Reds, que van por el récord de puntos en el certamen británico y le sacan 20 unidades a los Ciudadanos, recibieron un duro cachetazo que contribuirá en la recuperación de la humildad que tantas satisfacciones le dio antes de la propagación de la pandemia. A pesar del título conseguido hace una semana, el Liverpool se puso colorado de la vergüenza por la producción demostrada en su visita a Manchester.
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