En el tropezón que dio el FC Barcelona en la trigésimo segunda jornada de la Liga española, Lionel Messi otra vez fue gran protagonista. La visita de la entidad blaugrana al Celta de Vigo en Balaídos terminó con empate 2-2 que pone en riesgo su liderazgo y el astro argentino de 33 años, quien sigue sin poder marcar su gol número 700 como futbolista profesional, tuvo gran influencia en el juego y en el resultado final del encuentro.
Messi es claramente el principal motivo de que el apático Barça de Quique Setién todavía tenga pulso en la pelea por el campeonato en España. Pese a que había marcado goles en sus primeras dos apariciones tras la pausa por la pandemia de coronavirus, ahora lleva tres partidos sin convertir y justo ha quedado al borde de cruzar el umbral de los 700 goles. No obstante, si el cuadro catalán es peligroso en ataque es gracias a las genialidades del jugador rosarino.
En el minuto 20 de partido, teniendo la posibilidad de intentar anotar de tiro libre, asistió a Luis Suárez con una precisa ejecución de un balón detenido que cayó directamente en la cabeza del artillero uruguayo.
Ese primer gol fue celebrado con mucha euforia por un Messi que corrió a toda velocidad para abrazarse con Suárez y dejó una imagen que recorrió rápidamente las distintas redes sociales, donde se lo ve saltando de alegría, gritando el gol y evitando ser interrumpido por el canterano Riqui Puig.
Y esa no fue la única asistencia de Leo Messi en el partido ni tampoco su única conexión con Suárez. El jugador argentino también participó en el segundo gol, en el minuto 67, irrumpiendo en el área rival para darle claridad al ataque y cediendo el balón al goleador charrúa. Messi, quien llegó a 250 pases de gol con el cuadro culé en entre todas las competiciones, es también el jugador que más goles ha servido a Luis Suárez en el club azulgrana (38 asistencias).
Minutos antes, La Pulga había sido protagonista de una acción muy fina a nivel arbitral en la que pareció que le habían cometido infracción en el área. Corría el minuto 52 cuando fue derribado por un jugador del Celta de Vigo y todo indicaba que tendría su oportunidad de patear desde el punto de penal.
Aparentemente, antes de que el defensor toque el pie de Messi, hubo un fuera de juego del jugador argentino. En el momento en que Arturo Vidal tocó la pelota, Messi sólo tenía un defensor detrás. El árbitro Guillermo Cuadra revisó la jugada y determinó que había posición ilícita del astro del Barça pese a que Jacobo lo golpea.
De esta forma, Lionel Messi cerró su quinta presentación desde que se reanudó el fútbol en España y, aunque fue el gran protagonista de su equipo, no pudo marcar el ansiado gol 700 y tampoco evitó el traspié de un Barça que empieza a ceder terreno en la pelea por el título con el Real Madrid.
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